Hace poco más de 3 años aquel brasileño del AC Milán llamado Kaká, con el 22 a la espalda y con una zancada espectacular, tenía un precio de mercado incalculable. Cualquier cifra de traspaso, por muy jugosa que fuera, hacía troncharse de risa a los directivos milanistas. Era la estrella de un equipo que giraba en torno a él. Balón de Oro, FIFA World Player y ganador de una Champions League tras dar un grandioso recital en Old Trafford en semifinales. Un recital que será recordado durante muchísimo tiempo. Era él contra el United de un Cristiano Ronaldo y un Rooney que ya eran estrellas. Sin embargo, ninguno de los dos llegaba a la altura de Kaká ese año, ni de lejos.
Dicho todo esto, nadie se imaginaba que un par de años después aquel jugador iba a convertirse en su propia sombra. Una sombra muy oscura. El Milan se percató de la cuesta abajo en la cual estaba su estrella y, por mucho cariño que le tuviera la afición, estaban buscando la excusa perfecta para deshacerse de él. Si no hubiera sido el Madrid, habría sido el City o el Chelsea, pero allí sobraba. Cuando Florentino llegó con 65 kilitos para llevárselo, los directivos rossoneros pensaban que era un milagro divino. Un lazito en la cabeza y ciao. Como dirían ellos.
Cada vez que recuerdo que la venta de Robben y Sneijder (50 millones de euros entre los dos) fueron destinados a costear a este tipo, siento un dolor profundo en el alma. De momento, y por lo que ha demostrado, queda claro que es una estafa y un completo fraude. Los que lo defienden a capa y espada podrán decir que Benzema todavía es un fraude mayor. Sin embargo, sabiendo que costó la mitad y teniendo en cuenta el gol que marcó en el Pizjuán contra el Sevilla y el que marcó en Gerland contra el Lyon, se puede decir, objetivamente, que simplemente con eso, ya ha hecho más méritos que el brasileño en este club.
Yo no sé que sucederá con él. Espero que con el tiempo consiga callarme la boca y me obligue a hacer un artículo en el que parezca que estoy haciéndole la pelota. Sería una grandísima noticia para el Madrid. Pero lo que está claro es que Mourinho no confía en él, y tiene toda la razón del mundo. Es apático, no se atreve a nada y anda moribundo por el terreno de juego. Los partidos en los que parte como titular son de medio pelo, y la gran mayoría los contempla desde su asiento en el banquillo. Con los continuos shows de Ozil, la electricidad de Di María, y un huracán llamado CR7, no veo hueco para Kaká ni en lo que queda de temporada, ni en la siguiente. Si este verano viniera algún "loco" que todavía estuviera dispuesto a pagar cerca de 30 millones, lo vendía sin dudarlo. Otro lazo en la cabeza y adiós muy buenas. Como decimos nosotros.
Sergio Berenguer.