Dos factores conviertieron ayer un empate a cero en una victoria contundente del Barça, que ya tiene un pie y parte del otro en la final de Wembley. Una roja que ayer lo parecía y que hoy tiene todo el mundo claro (o casi todo el mundo, hay mucha gente nublada) que es amarilla; y la aparición de Lionel Messi, que volvió a dejar para la historia un partido que siempre llevará su sello (además del de Wolfgang Stark y Mou, pero este último siempre se hace notar).
El Madrid salió como en la final de Copa, sólo que esta vez con Albiol por la baja de Carvalho y con Lass en lugar de Khedira, lesionado. Sin embargo, no presionó tan adelante como lo hizo en Mestalla, y francamente creo que Mou quiso reservar esa fuerte presión para la segunda parte, coincidiendo con la entrada de Adebayor. Para realizar una presión tan brillante y concentrada durante tantos minutos requiere además de mucha preparación, una más que notable condición física. Y ya se vio en la segunda mitad de la Copa que el Madrid no logró maniatar al Barça como lo hizo en la primera, pues las fuerzas se debilitaron. Sin embargo, se pudo comprobar que Cristiano no estaba contento con el planteamiento. Sobre el minuto diez, pidió al resto de jugadores que presionaran más arriba, puesto que los Piqué, Puyol y demás se limitaban a tocar en su propio campo. Pero todo siguió igual, y Cristiano acabó desquiciado. Por su parte, el Barça salió con el once de gala salvo Iniesta, que se perdió el encuentro por una contractura (su puesto lo ocupó Keita) y la más que conocida baja de Abidal, que la suplió Mascherano aunque no de lateral, sino jugando como teórico mediocentro defensivo junto a Busquets y dejando a Piqué, Puyol y Alves como únicos defensas. Por supuesto, el Barça no dudó en ir a por el partido, controlando la posesión en todo momento. Su única diferencia con respecto al otro día fue el rápido repliegue cuando el Madrid recuperaba el esférico. No dieron oportunidad a ningún contraataque de los blancos en toda la primera parte. Una primera parte que fue bastante aburrida, con un Madrid que sólo creaba peligro a balón parado y un Barça que tuvo alguna que otra buena ocasión, pero de nuevo Casillas estuvo formidable. Justo empate a cero y el plan de Mou, por ahora, iba de maravilla.
No voy a hablar de las tanganas del descanso, paso ya a la segunda parte. Entra Adebayor. La tuvo Cristiano tres minutos antes de que a Ramos le sacaran amarilla. Se perdía la vuelta, y ello fue un varapalo, pues en los últimos partidos había estado impecable. Y lo peor estaba por llegar. Porque si expulsaron a Ramos en el Camp Nou en la 1º vuelta, a Albiol en la 2º y a Di María en la final de Copa, hoy le tocaba a Pepe. En principio pareció una entrada descomunal, pero lo cierto es que apenas llega a tocar a Dani Alves. Sin embargo, el brasileño se marchó en camilla y volvió al césped dando saltos en apenas dos minutos. Obviamente, el árbitro se equivocó (también se equivocó la UEFA nombrándolo el árbitro de este partido, después de haber sido bautizado por los jugadores de la Bundesliga como el peor de Alemania) y eso decantó de manera considerable el partido, sabiendo que Pepe había sido clave para frenar al Barça en los dos encuentros anteriores. Sin él, se perdía gran parte de la intensidad y garra que se atesoraba en mediocampo, además de jugar con uno menos. Los azulgranas, que hasta ese momento había estado ausente, se lanzaron a la yugular blanca con rapidez y desenfreno. Se lesionó Pedro por un pisotón de Marcelo y entró Afellay, que se marcó un jugadón en banda derecha para darle un buen pase a Messi, que batió a Iker por debajo de las piernas. Llevaba Iker sin encajar un gol en el Bernabéu en Champions desde que lo hiciera Pjanic con el Lyon el año pasado en Octavos. Habían conseguido lo que nadie había hecho hasta ahora, no encajar un gol del Barça en 237 minutos consecutivos. Y eso, aunque tuvieron que renunciar a muchas cosas, es bastante meritorio. Si se elogia al que sabe atacar con maestría, también se debe de elogiar al que defiende con destreza.
A lo que vamos. Apareció Messi por fin, y por partida doble. Porque si no era castigo suficiente para el Madrid, el argentino se encargó de destrozar las esperanzas para la vuelta con un golazo de esos que nos tiene acostumbrados, pero que siguen siendo admirables. Logró irse de cuatro defensas blancos para definir con clase al otro palo de Casillas. Un gran gol que sentenció a un Madrid incapaz de hacer nada. También parecía incapaz Mourinho, pues no hizo ningún cambio tras la expulsión de Pepe y la suya propia. El equipo blanco tiene una dura papeleta, la más difícil, pero no imposible. Porque por mucho que queramos ver que el Barça es una máquina que te golea y te aniquila, que no puedes remontarle, que son los mejores del mundo y que en el Camp Nou no van a perder 0-3... el Madrid está por encima de todo eso. Lo más probable es que veamos la final desde nuestra casa, pero no se puede renunciar, ni por asomo, a intentarlo.
David Orenes Almira___________@david_lrl
jueves, 28 de abril de 2011
miércoles, 27 de abril de 2011
Clásico Nº2 (0-1): Una Copa en homenaje al deporte rey
Ayer asistimos a uno de los mejores partidos de fútbol que recuerdo. A una de las finales más emocionantes, reñidas, sufridas y sensacionales que he visto en mi vida. Una final muy igualada, propia de los dos mejores equipos del mundo. Si alguien pensó lo contrario, es que está nublado a un sólo estilo, a una sola idea. Porque ayer vimos a dos equipos entregados a un partido, una afición y una Copa del Rey que pudo haber ganado cualquiera. Si señores, ayer triunfó el fútbol, por encima de las numerosas faltas y de los que nunca creyeron que esto fuera a ser posible.
Y triunfó porque vimos a dos estilos totalmente opuestos enfrentados entre sí. Y aunque eso también ocurrió el sábado en el primer Clásico, hubo ciertas diferencias que hicieron al Real Madrid todavía más peligroso en la primera parte. En primer lugar, jugó Özil en lugar de Benzema, dejando a los tres delanteros centros en el banquillo. Así, aseguraba más ideas a la hora del robo de balón. También se notó la baja de Puyol, actuando en su lugar Javier Mascherano. Mou adelantó la línea de presión para robar más arriba y dificultar los toques del Barça tan cerca de la portería. Un acierto espectacular, porque el Barça no logró tirar a puerta en los primeros 45 minutos, salvo un disparo sin peligro de Xavi. Sin duda, para mi fue la mejor primera parte que le han jugado al Barça esta temporada, y probablemente en las tres últimas. Se sintió anulado, incapaz de penetrar en área contraria más que con inútiles córners que despejaba la defensa blanca, a un gran nivel durante todo el partido. Incluso acabó desquiciendo a algunos de sus jugadores, como Messi o Villa. Totalmente irreconocible el equipo blaugrana que no encontró ideas para derrumbar el muro que implantó el técnico portugués, a base de una gran concentración y una presión muy fuerte. Además, el Madrid pudo disponer de varias ocasiones para batir a Pinto: Cristiano por tres veces y la más clara Pepe, que se elevó de forma espectacular sobre la defensa culé para enganchar un cabezazo que se fue al palo al filo del descanso. Todo eran buenas sensaciones para el Madrid, seguro de si mismo y habiendo logrado maniatar al Barça por primera vez en tres años.
Sin embargo, fue imposible hacerlo durante más tiempo. Porque los azulgranas salieron como un bólido en la segunda mitad, y desplegaron su mejor fútbol de la mano de una gran Iniesta, que lograba salir de la presión con una calidad impresionante. Apareció por fin Messi, para encumbrar a Casillas con un gran disparo que atajó con maestría el capitán madridista y una asistencia a Pedro tras dejar atrás a varios defensas, pero el gol del canterano fue anulado por fuera de juego. En plena avalancha culé, como siempre y como ante Robben en la final del Mundial, apareció el Santo. Sacó dos manos prodigiosas, una a Pedro y otra a Iniesta, la segunda más impresionante que la primera. De las mejores paradas que he visto. Parecía que el gol del Barça iba a llegar de un momento a otro, pero en una contra Di María, que perdió ochenta mil balones, tuvo la mayor ocasión para los blancos en toda la segunda parte con un trallazo que paró Pinto casi en la escuadra. Terminaron así los noventa reglamentarios, con una parte para cada uno, y con la sensación de que el Madrid estaba cansado y el Barça, fresco como una lechuga. Aún así pudo llevarse el trofeo el conjunto blanco de no ser por la gran parada del portero gaditano. Entonces llegó la Prórroga. Y el éxtasis.
Los nervios a flor de piel. Mestalla era un clamor, y el pub donde vi el partido, una caldera. El Barça siguió empeñado en su estilo, y el Madrid en pararlo e ir a la contra. Pep cambió a Villa, inexistente en todo el encuentro, y sacó a Ibrahim Afellay. Adebayor (que jugó un gran papel dando mucho trabajo a Piqué) ya había entrado por Özil y más tarde lo haría Granero por Khedira. Con más tensión y nervios que ocasiones, Cristiano llegó con una portentosa carrera a un gran pase de Xabi Alonso, mandando el balón fuera, rozando el palo. Primer aviso, pero no sería el último. Porque el astro portugués despertó en el momento más importante, y antes de que terminara la primera parte de la Prórroga, Di María logró sacarse un centro maravilloso tras una gran pared con Marcelo (ayer confirmó que es uno de los mejores laterales izquierdos del mundo) para que CR7 clavara un cabezazo imparable para Pinto. Un cabezazo que valió la Copa del Rey después de 18 años, que rompió la sequía blanca de tres años sin títulos, que elevó a José Mourinho por encima de toda crítica y que logró acabar, por primera vez, con el Barça de Guardiola, probablemente el mejor equipo de la historia del fútbol.
David Orenes Almira____________@david_lrl
Y triunfó porque vimos a dos estilos totalmente opuestos enfrentados entre sí. Y aunque eso también ocurrió el sábado en el primer Clásico, hubo ciertas diferencias que hicieron al Real Madrid todavía más peligroso en la primera parte. En primer lugar, jugó Özil en lugar de Benzema, dejando a los tres delanteros centros en el banquillo. Así, aseguraba más ideas a la hora del robo de balón. También se notó la baja de Puyol, actuando en su lugar Javier Mascherano. Mou adelantó la línea de presión para robar más arriba y dificultar los toques del Barça tan cerca de la portería. Un acierto espectacular, porque el Barça no logró tirar a puerta en los primeros 45 minutos, salvo un disparo sin peligro de Xavi. Sin duda, para mi fue la mejor primera parte que le han jugado al Barça esta temporada, y probablemente en las tres últimas. Se sintió anulado, incapaz de penetrar en área contraria más que con inútiles córners que despejaba la defensa blanca, a un gran nivel durante todo el partido. Incluso acabó desquiciendo a algunos de sus jugadores, como Messi o Villa. Totalmente irreconocible el equipo blaugrana que no encontró ideas para derrumbar el muro que implantó el técnico portugués, a base de una gran concentración y una presión muy fuerte. Además, el Madrid pudo disponer de varias ocasiones para batir a Pinto: Cristiano por tres veces y la más clara Pepe, que se elevó de forma espectacular sobre la defensa culé para enganchar un cabezazo que se fue al palo al filo del descanso. Todo eran buenas sensaciones para el Madrid, seguro de si mismo y habiendo logrado maniatar al Barça por primera vez en tres años.
Sin embargo, fue imposible hacerlo durante más tiempo. Porque los azulgranas salieron como un bólido en la segunda mitad, y desplegaron su mejor fútbol de la mano de una gran Iniesta, que lograba salir de la presión con una calidad impresionante. Apareció por fin Messi, para encumbrar a Casillas con un gran disparo que atajó con maestría el capitán madridista y una asistencia a Pedro tras dejar atrás a varios defensas, pero el gol del canterano fue anulado por fuera de juego. En plena avalancha culé, como siempre y como ante Robben en la final del Mundial, apareció el Santo. Sacó dos manos prodigiosas, una a Pedro y otra a Iniesta, la segunda más impresionante que la primera. De las mejores paradas que he visto. Parecía que el gol del Barça iba a llegar de un momento a otro, pero en una contra Di María, que perdió ochenta mil balones, tuvo la mayor ocasión para los blancos en toda la segunda parte con un trallazo que paró Pinto casi en la escuadra. Terminaron así los noventa reglamentarios, con una parte para cada uno, y con la sensación de que el Madrid estaba cansado y el Barça, fresco como una lechuga. Aún así pudo llevarse el trofeo el conjunto blanco de no ser por la gran parada del portero gaditano. Entonces llegó la Prórroga. Y el éxtasis.
Los nervios a flor de piel. Mestalla era un clamor, y el pub donde vi el partido, una caldera. El Barça siguió empeñado en su estilo, y el Madrid en pararlo e ir a la contra. Pep cambió a Villa, inexistente en todo el encuentro, y sacó a Ibrahim Afellay. Adebayor (que jugó un gran papel dando mucho trabajo a Piqué) ya había entrado por Özil y más tarde lo haría Granero por Khedira. Con más tensión y nervios que ocasiones, Cristiano llegó con una portentosa carrera a un gran pase de Xabi Alonso, mandando el balón fuera, rozando el palo. Primer aviso, pero no sería el último. Porque el astro portugués despertó en el momento más importante, y antes de que terminara la primera parte de la Prórroga, Di María logró sacarse un centro maravilloso tras una gran pared con Marcelo (ayer confirmó que es uno de los mejores laterales izquierdos del mundo) para que CR7 clavara un cabezazo imparable para Pinto. Un cabezazo que valió la Copa del Rey después de 18 años, que rompió la sequía blanca de tres años sin títulos, que elevó a José Mourinho por encima de toda crítica y que logró acabar, por primera vez, con el Barça de Guardiola, probablemente el mejor equipo de la historia del fútbol.
David Orenes Almira____________@david_lrl
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lunes, 18 de abril de 2011
Clásico Nº1 (1-1) : Fútbol VS Antifútbol
Sonaron las cornetas para el comienzo del "Rally" de Clásicos que nos depara en estos 17 días, y el sábado concurrió un partido en el que se mostraron dos posturas totalmente diferentes para ¿buscar la victoria? Lo que si está claro es que el Madrid frenó al Barça, incluso jugando con uno menos durante toda la segunda parte, y logró un empate que no sirve para nada en la Liga BBVA, pero si da confianza de cara a los próximos encuentros entre azulgranas. Así, los blancos lograron arrebatar dos puntos por primera vez a Pep Guardiola, tras cinco victorias consecutivas (2-0, 2-6, 1-0, 0-2 y 5-0) y abre aún más el debate sobre si el Madrid debe entregar el balón al Barça para pararlo mediante una defensa férrea y una fuerte presión en mediocampo, con un trivote (Khedira, Pepe y Xabi Alonso), renunciando a la creación (Özil al banquillo) y dejando todo ataque a una carrera de Ronaldo o Di María, o una genialidad de Karim Benzema.
Así dispuso el equipo Mourinho, y el Barça estuvo incómodo durante casi toda la primera parte. Siempre con el balón, pero incapaz de encontrar espacios, Xavi trató de mandar pases largos y transiciones de banda a banda para intentar desconfigurar la defensa blanca. Llegó la media hora de partido y el Barça sólo tuvo una ocasión, en la que Messi recibió un pase largo y estuvo apunto de superar a Casillas con una vaselina después de que se le fuera el control. Raro en el Barça, acostumbrado a bombardear en cada campo por el que pasa, a cada rival al que se enfrenta... sin embargo, los azulgranas no pudieron derribar la muralla numantina que había implantado Mou. El conjunto blanco jugó en defensa uno de los mejores partidos que se recuerdan, y con los once jugadores en su propio campo y un gran Pepe que se multiplicó impresionantemente, dificultó las maniobras del Barça e intentó aprovechar las contras. Pero bien es cierto que la mayoría de ocasiones del Madrid llegaron a balón parado, ya sea en córners o en faltas de Cristiano Ronaldo. En la primera que tuvo en la segunda parte, la mandó al palo. Justo unos minutos después, Albiol agarró por el cuello a Villa y provocó penalty y su propia expulsión. El partido se ponía cuesta arriba para los blancos, jugando con diez y con el primer gol de Messi a un equipo de Mou. Sin embargo, y lejos de amilanarse, el Madrid tiró de casta y orgullo, y a pesar de que el Barça controló aún más el partido y pudo marcar en varias ocasiones (Casillas salvó al Madrid en más de una), los blancos hicieron lo imposible por lograr el empate. Un cabezazo al palo de Pepe, un tiro de Di María dentro del área, un fallo en el remate de Adebayor... Özil entró y revolucionó el partido, hasta tal punto que el Madrid giró en torno a su juego, una vez más de tantas esta temporada. Con el Madrid volcado a remontar, Alves hizo penalty a Marcelo sin recibir tarjeta por ello (ya llevaba una) y Cristiano Ronaldo lo marcó, haciendo su primer gol al Barça tras seis partidos sin lograrlo. Quedaban 8 minutos, y ninguno se conformaba con el empate. Khedira tuvo la más clara, con un disparo a bocajarro que mandó al centro de la portería de Valdés, atajando éste con destreza el cuero. Pero así se quedó el partido, empate a uno. Muchos dicen que el primer clásico era psicológico, determinante para el devenir de los próximos. En este caso, el Barça sale con confianza del Bernabéu después de haber jugado como siempre y teniendo certificado el título de Liga; y el Madrid sale esperanzado tras haber conseguido frenar en cierta medida a los azulgranas, logrando el mejor resultado en tres años y demostrando que jugando a la contra se les puede hacer daño. La final de Copa se antoja apasionante.
David Orenes______________@david_lrl
Así dispuso el equipo Mourinho, y el Barça estuvo incómodo durante casi toda la primera parte. Siempre con el balón, pero incapaz de encontrar espacios, Xavi trató de mandar pases largos y transiciones de banda a banda para intentar desconfigurar la defensa blanca. Llegó la media hora de partido y el Barça sólo tuvo una ocasión, en la que Messi recibió un pase largo y estuvo apunto de superar a Casillas con una vaselina después de que se le fuera el control. Raro en el Barça, acostumbrado a bombardear en cada campo por el que pasa, a cada rival al que se enfrenta... sin embargo, los azulgranas no pudieron derribar la muralla numantina que había implantado Mou. El conjunto blanco jugó en defensa uno de los mejores partidos que se recuerdan, y con los once jugadores en su propio campo y un gran Pepe que se multiplicó impresionantemente, dificultó las maniobras del Barça e intentó aprovechar las contras. Pero bien es cierto que la mayoría de ocasiones del Madrid llegaron a balón parado, ya sea en córners o en faltas de Cristiano Ronaldo. En la primera que tuvo en la segunda parte, la mandó al palo. Justo unos minutos después, Albiol agarró por el cuello a Villa y provocó penalty y su propia expulsión. El partido se ponía cuesta arriba para los blancos, jugando con diez y con el primer gol de Messi a un equipo de Mou. Sin embargo, y lejos de amilanarse, el Madrid tiró de casta y orgullo, y a pesar de que el Barça controló aún más el partido y pudo marcar en varias ocasiones (Casillas salvó al Madrid en más de una), los blancos hicieron lo imposible por lograr el empate. Un cabezazo al palo de Pepe, un tiro de Di María dentro del área, un fallo en el remate de Adebayor... Özil entró y revolucionó el partido, hasta tal punto que el Madrid giró en torno a su juego, una vez más de tantas esta temporada. Con el Madrid volcado a remontar, Alves hizo penalty a Marcelo sin recibir tarjeta por ello (ya llevaba una) y Cristiano Ronaldo lo marcó, haciendo su primer gol al Barça tras seis partidos sin lograrlo. Quedaban 8 minutos, y ninguno se conformaba con el empate. Khedira tuvo la más clara, con un disparo a bocajarro que mandó al centro de la portería de Valdés, atajando éste con destreza el cuero. Pero así se quedó el partido, empate a uno. Muchos dicen que el primer clásico era psicológico, determinante para el devenir de los próximos. En este caso, el Barça sale con confianza del Bernabéu después de haber jugado como siempre y teniendo certificado el título de Liga; y el Madrid sale esperanzado tras haber conseguido frenar en cierta medida a los azulgranas, logrando el mejor resultado en tres años y demostrando que jugando a la contra se les puede hacer daño. La final de Copa se antoja apasionante.
David Orenes______________@david_lrl
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jueves, 14 de abril de 2011
El increíble Schalke 04
Habían ocho equipos en cuartos de final de la Champions League. Dos eran grandes favoritos, otros tres eran de gran nombre, otros dos eran revelaciones que apuntaban alto por su gran fútbol; y el último era un equipo que no tenía opción alguna de llegar más lejos. Ese último equipo está en las semifinales de la Champions después de haberle endosado un 7-3 global al vigente campeón. Y ese equipo es el Schalke 04 de Rangnick y como no, de Raúl González Blanco.
Me he tragado este año alrededor de una veintena de partidos del Schalke (la mayoría en Internet, con una calidad nefasta) y puedo decir que el conjunto alemán era una auténtica porquería, si me permiten el calificativo. En la mayoría de encuentros apenas tocaban el balón, apenas tenían ocasiones, eran un desastre en defensa, su mediocampo era considerado de los peores de la Bundesliga, a Raúl le costó adaptarse al principio... en Diciembre, el Schalke estaba en descenso, ganando un partido de cada cuatro, con un Jurado malgastado en el banquillo y un Rakitic que ya había firmado con el Sevilla. De repente, Huntelaar dejó de meter goles hasta que se lesionó. El lateral derecho era una ruleta por la que pasaron Uchida, Sarpei, Escudero, Metzelder, Papadopoulos, Matip... aunque avanzaban con paso firme en Champions, en Liga seguían rondando el descenso hasta hace unos meses y la semifinal ante el Bayern en Copa pintaba fatal. Los partidos del Schalke eran un horror: los jugadores se quedaban mirando como se pasaba el balón el equipo contrario, y cuando lograban recuperar, pelotazo al canto.Eso fue el equipo alemán en la inmensa mayoría de la primera vuelta de la Bundesliga. Neuer evitaba goleadas escandalosas, Farfán revolucionaba el equipo con su 5º marcha y Raúl, el eterno Raúl, seguía marcando goles como toda su vida. Esos eran los tres pilares del Schalke. Contando a Howedes, han sido los cuatro únicos titulares en toda la temporada. El resto del once, una sucesión de cambios, experimentos y probaturas para cuadrar un equipo titular, pero Félix Magath nunca supo dar con la tecla. Sin embargo, logró a pesar de todo clasificar a su equipo para la final de Copa y para los cuartos de final de la Champions, gracias en parte a dos goles decisivos de Raúl, siempre Raúl. Cuando todo parecía un poco más claro, el consejo del Schalke mandó a la calle a Félix Magath. Llegaba Rangnick, que ya había entrenado antes al Schalke, pero parecía que todo volvía a empezar. Y así fue, pero más allá de la realidad. Porque el Schalke 04 ha cambiado de manera sorprendente desde aquel equipo que no tocaba un balón allá por donde iba. Ahora es uno de los grandes de la Champions.
¿Las claves de este Schalke que ha ido evolucionando desde aquella especie de "calamidad" que era allá por Octubre? Pues la primera y probablemente la más importante es el logro de haber encontrado un once tipo.Uchida se ha asentado en el lateral derecho y Kluge en mediocampo. Jose Manuel Jurado ha logrado la titularidad y está siendo decisivo, y Edu está supliendo a la perfección a Huntelaar, convirtiéndose últimamente en el gran socio de Raúl. Quién lo iba a decir después de considerarlo uno de los "cánceres" del conjunto de Gelserkitchen desde mediados de Septiembre. Otro logro importante ha sido la seguridad defensiva, y es que el Schalke se ha convertido en el segundo equipo menos goleado de la Bundesliga. El tándem Howedes - Metzelder, siempre ayudado por Kluge, está resultando a la perfección en Alemania. La tercera premisa tiene que ver con el carácter. El Schalke ya no es un equipo tímido, ramplón, que manda el balón a Farfán a ver lo que hace. Ahora todos juegan, no se duermen en los laureles y se atreven con todo. Si hace unos meses la confianza estaba por los suelos, ahora los alemanes brillan por su optimismo. Se ven capaces de todo. Hasta de meterle cinco al vigente campeón, el Inter de Milán, en su propio estadio, después de haber empezado perdiendo por dos veces.
Incluso la suerte les sonríe. Si antes perdían los partidos con goles en el último minuto, con rebotes inexplicables o goles que no entraban, ahora son ellos los que fabrican la fortuna. Contra el Valencia en Mestalla les pudieron caer la del pulpo, en cambio éstos llegaron dos veces y marcaron un gol, porque hay jugadores a los que sólo les hace falta media ocasión para materializar. En Copa, la clasificación para semifinales corrió a cargo de un joven canterano (Julian Draxler) que entró en el descuento y marcó un golazo desde fuera del área tras hacer un recorte que dejó a dos defensas en el suelo. En liga, ganar por 1-0 ya se está convirtiendo en tradición, y el Schalke ya es noveno, a sólo seis puntos de la Europa League, algo que parecía inalcanzable hace poco tiempo. Ante el Inter, más allá de los cinco goles, tuvieron la "fortuna" de encontrarse con rechaces, errores garrafales y demás rebotes para endosar aquella goleada histórica.
Pero el factor clave y decisivo es contar con un líder dentro y fuera del campo. Un jugador que se eche encima al equipo y lo lleve hacia adelante. Un luchador que se fue de un equipo grande como capitán para hacer grande a otro capitaneándolo. Un delantero capaz de seguir destrozando récords y porterías sin que se le agote la ambición y la energía. Si señor, Raúl González es uno de los máximos goleadores de la Bundesliga, de la Champions (de esta edición, porque en general es el máximo goleador) y de los delanteros españoles individualmente. Marcó al Bayern para llegar a la final de Copa, marcó al Valencia para estar en cuartos de la Champions y ahora ha metido otros dos al Inter para clasificar al Schalke por primera vez en su historia para las semifinales de la más alta competición de clubes. Después de lo que hemos visto... ¿Quién me dice a mí que no marcará en Old Trafford? ¿Que no eliminará al efectivo y poderoso líder de la Premier League, el Manchester United? Yo ya me lo espero todo del fútbol, señores. Porque parece que Raúl y el Schalke ya no tienen límites ni fecha de caducidad. Todo lo que viene ahora es un premio; y no tienen nada, absolutamente nada que perder.
David Orenes_________ @david_lrl
Me he tragado este año alrededor de una veintena de partidos del Schalke (la mayoría en Internet, con una calidad nefasta) y puedo decir que el conjunto alemán era una auténtica porquería, si me permiten el calificativo. En la mayoría de encuentros apenas tocaban el balón, apenas tenían ocasiones, eran un desastre en defensa, su mediocampo era considerado de los peores de la Bundesliga, a Raúl le costó adaptarse al principio... en Diciembre, el Schalke estaba en descenso, ganando un partido de cada cuatro, con un Jurado malgastado en el banquillo y un Rakitic que ya había firmado con el Sevilla. De repente, Huntelaar dejó de meter goles hasta que se lesionó. El lateral derecho era una ruleta por la que pasaron Uchida, Sarpei, Escudero, Metzelder, Papadopoulos, Matip... aunque avanzaban con paso firme en Champions, en Liga seguían rondando el descenso hasta hace unos meses y la semifinal ante el Bayern en Copa pintaba fatal. Los partidos del Schalke eran un horror: los jugadores se quedaban mirando como se pasaba el balón el equipo contrario, y cuando lograban recuperar, pelotazo al canto.Eso fue el equipo alemán en la inmensa mayoría de la primera vuelta de la Bundesliga. Neuer evitaba goleadas escandalosas, Farfán revolucionaba el equipo con su 5º marcha y Raúl, el eterno Raúl, seguía marcando goles como toda su vida. Esos eran los tres pilares del Schalke. Contando a Howedes, han sido los cuatro únicos titulares en toda la temporada. El resto del once, una sucesión de cambios, experimentos y probaturas para cuadrar un equipo titular, pero Félix Magath nunca supo dar con la tecla. Sin embargo, logró a pesar de todo clasificar a su equipo para la final de Copa y para los cuartos de final de la Champions, gracias en parte a dos goles decisivos de Raúl, siempre Raúl. Cuando todo parecía un poco más claro, el consejo del Schalke mandó a la calle a Félix Magath. Llegaba Rangnick, que ya había entrenado antes al Schalke, pero parecía que todo volvía a empezar. Y así fue, pero más allá de la realidad. Porque el Schalke 04 ha cambiado de manera sorprendente desde aquel equipo que no tocaba un balón allá por donde iba. Ahora es uno de los grandes de la Champions.
¿Las claves de este Schalke que ha ido evolucionando desde aquella especie de "calamidad" que era allá por Octubre? Pues la primera y probablemente la más importante es el logro de haber encontrado un once tipo.Uchida se ha asentado en el lateral derecho y Kluge en mediocampo. Jose Manuel Jurado ha logrado la titularidad y está siendo decisivo, y Edu está supliendo a la perfección a Huntelaar, convirtiéndose últimamente en el gran socio de Raúl. Quién lo iba a decir después de considerarlo uno de los "cánceres" del conjunto de Gelserkitchen desde mediados de Septiembre. Otro logro importante ha sido la seguridad defensiva, y es que el Schalke se ha convertido en el segundo equipo menos goleado de la Bundesliga. El tándem Howedes - Metzelder, siempre ayudado por Kluge, está resultando a la perfección en Alemania. La tercera premisa tiene que ver con el carácter. El Schalke ya no es un equipo tímido, ramplón, que manda el balón a Farfán a ver lo que hace. Ahora todos juegan, no se duermen en los laureles y se atreven con todo. Si hace unos meses la confianza estaba por los suelos, ahora los alemanes brillan por su optimismo. Se ven capaces de todo. Hasta de meterle cinco al vigente campeón, el Inter de Milán, en su propio estadio, después de haber empezado perdiendo por dos veces.
Incluso la suerte les sonríe. Si antes perdían los partidos con goles en el último minuto, con rebotes inexplicables o goles que no entraban, ahora son ellos los que fabrican la fortuna. Contra el Valencia en Mestalla les pudieron caer la del pulpo, en cambio éstos llegaron dos veces y marcaron un gol, porque hay jugadores a los que sólo les hace falta media ocasión para materializar. En Copa, la clasificación para semifinales corrió a cargo de un joven canterano (Julian Draxler) que entró en el descuento y marcó un golazo desde fuera del área tras hacer un recorte que dejó a dos defensas en el suelo. En liga, ganar por 1-0 ya se está convirtiendo en tradición, y el Schalke ya es noveno, a sólo seis puntos de la Europa League, algo que parecía inalcanzable hace poco tiempo. Ante el Inter, más allá de los cinco goles, tuvieron la "fortuna" de encontrarse con rechaces, errores garrafales y demás rebotes para endosar aquella goleada histórica.
Pero el factor clave y decisivo es contar con un líder dentro y fuera del campo. Un jugador que se eche encima al equipo y lo lleve hacia adelante. Un luchador que se fue de un equipo grande como capitán para hacer grande a otro capitaneándolo. Un delantero capaz de seguir destrozando récords y porterías sin que se le agote la ambición y la energía. Si señor, Raúl González es uno de los máximos goleadores de la Bundesliga, de la Champions (de esta edición, porque en general es el máximo goleador) y de los delanteros españoles individualmente. Marcó al Bayern para llegar a la final de Copa, marcó al Valencia para estar en cuartos de la Champions y ahora ha metido otros dos al Inter para clasificar al Schalke por primera vez en su historia para las semifinales de la más alta competición de clubes. Después de lo que hemos visto... ¿Quién me dice a mí que no marcará en Old Trafford? ¿Que no eliminará al efectivo y poderoso líder de la Premier League, el Manchester United? Yo ya me lo espero todo del fútbol, señores. Porque parece que Raúl y el Schalke ya no tienen límites ni fecha de caducidad. Todo lo que viene ahora es un premio; y no tienen nada, absolutamente nada que perder.
David Orenes_________ @david_lrl
jueves, 7 de abril de 2011
Mourinho va a jugar al 'Trile'.
José Mourinho, como es sabido por todos, se tiró 6 meses solicitando un tercer delantero a las capas altas del Real Madrid. No lo consiguió hasta que se confirmó la gravedad de la lesión del 'Pipita' Higuaín. Pero bien es cierto, que la llegada de Emmanuel Adebayor era la sustitución del argentino por lo que restaba de temporada, es decir, el equipo volvía a contar con 2 delanteros solamente. Nadir, ni incluso el propio Mourinho, se esperaba la tan pronta recuperación de la hernia discal de Higuaín, lo que va a hacer al 'Special One' jugar durante lo que resta de temporada, si las lesiones y demás inconvenientes se lo permiten, a famoso juego de los estafadores de la calle, el trile.
K. Benzemá y E. Adebayor |
El entrenador del Real Madrid se enfrentará en cada previa de partido a una elección difícil, muy difícil. Karim Benzemá, Emmanuel Adebayor o Gonzalo Higuaín. Deberá elegir, ¡que difícil paradoja!. El francés estaba siendo el mejor del equipo hasta su lesión, con unas actuaciones espectaculares, tirando del equipo como se esperaba de él, tras su millonario fichaje. El togolés a causa de las grandes actuaciones de Benzemá había desaparecido de los onces titulares, y cuando se le otorgaba, durante el último mes, alguna que otra oportunidad, los goles no llegaban y la presión comenzaba a ceñirse sobre él. Estos fantasmas se esfumaron el pasado martes tras su grandísima actuación en el partido de cuartos de final de Champions, frente al Tottenham inglés con dos goles de certeros cabezazos.
Gonzalo Higuaín |
Y por último, el que a priori arranca con mayor desventaja es Gonzalo Higuaín. Tras la larga lesión, estará falto de partidos, de ritmo de competición y deberá ganarse el puesto ante los otros dos '9' de la plantilla blanca. Pero aunque es cierto que parece que empieza en el 3º puesto, todos conocemos al 'Pipita', ese hombre milagroso que ha salvado al Madrid en los últimos años, convirtiéndose en el 'Alma mater' del equipo blanco pese a los grandes fichajes. Cogiendo la vitola de veterano con sus, sólo, 23 años. Gonzalo Higuaín se ha convertido en el emblema del espíritu madridista (como ya lo hicieron muchos otros, como Juanito, Raúl,...) demostrando el amor a unos colores, un amor que debe ser, junto a sus goles, su mayor baza para ser el cubilete elegido en cada partido importante de este mes de abril, en el trile particular de José Mourinho.
En definitiva, el Real Madrid llega a su mes más importante de sus últimos años, con una duda, pero con una duda positiva, de casi no tener delanteros centros en el equipo, a contar con tres de los más importantes del mundo. Mourinho tendrá que decidir entre ellos y jugar sus cartas, si quiere ganar este juego.
José Manuel Amorós Sola
Twitter: @JoseDeCorrete
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Real Madrid
miércoles, 6 de abril de 2011
Una noche mágica
Dos partidos de Champions, dos partidos de cuartos de final, dos partidos en los que se juegan dos plazas para seminifales. Por un lado, el Real Madrid-Tottenham, por el otro, Inter de Milán-Schalke 04. El primero se preveía abierto y con goles para ambos equipos; el segundo era victoria clara del equipo italiano, y sobrados.
Nada más lejos de la realidad, 4-0 para el Madrid y ¡2-5! para el Schalke. Lo pongo entre exclamaciones porque no es para menos. Es una de estas cosas que tiene el fútbol que hacen que te maraville este deporte. El partido del Bernabéu se encarriló a favor de los blancos gracias al gol de Adebayor en los primeros compases del encuentro y con la absurda expulsión, por doble amarilla, del "espárrago" Crouch, por dos entradas en las que llegó tardísimo. A partir de entonces fue un paseo. Lo único negativo del encuentro es que, una vez más, pude comprobar que el Madrid juega a medio gas, y con el freno de mano echado, para soltarlo cuando de verdad haga falta ser agresivo. Es una sensación que me produce desconfianza, aunque desapareció en la segunda mitad, en la cual los blancos estuvieron jugando todos los minutos en tres cuartos de cancha, en el borde del área rival, con ganas de sentenciar el partido. Cosa que consiguieron con otros 3 tantos, uno más de Adebayor, un zurdazo por la escuadra de Di María y una volea de Cristiano en la que Gomes pudo hacer algo más.
Nada más lejos de la realidad, 4-0 para el Madrid y ¡2-5! para el Schalke. Lo pongo entre exclamaciones porque no es para menos. Es una de estas cosas que tiene el fútbol que hacen que te maraville este deporte. El partido del Bernabéu se encarriló a favor de los blancos gracias al gol de Adebayor en los primeros compases del encuentro y con la absurda expulsión, por doble amarilla, del "espárrago" Crouch, por dos entradas en las que llegó tardísimo. A partir de entonces fue un paseo. Lo único negativo del encuentro es que, una vez más, pude comprobar que el Madrid juega a medio gas, y con el freno de mano echado, para soltarlo cuando de verdad haga falta ser agresivo. Es una sensación que me produce desconfianza, aunque desapareció en la segunda mitad, en la cual los blancos estuvieron jugando todos los minutos en tres cuartos de cancha, en el borde del área rival, con ganas de sentenciar el partido. Cosa que consiguieron con otros 3 tantos, uno más de Adebayor, un zurdazo por la escuadra de Di María y una volea de Cristiano en la que Gomes pudo hacer algo más.
En cuanto al otro encuentro de cuartos, el Schalke 04 humilló al actual campeón. El equipo alemán salió ultramotivado, sin presión alguna y con ganas de hacerlo bien. Sin embargo, recibió un varapalo en el primer minuto de juego con el impresionante golazo, desde el medio campo, del serbio Stankovic. No importó, consiguieron empatar el resultado hasta dos veces, para acabar anotando otros 3 y cenarse al Inter con salsa boloñesa. Los italianos eran una caricatura de sí mismos, ninguno sabía donde meterse. No se lo esperaban, no se lo creían. Así es el fútbol, te confias y te dan en la boca. Cosas que pasan. En el partido de vuelta deberán hacer una machada similar a la que ha conseguido el Schalke. Un 0-4 o un 3-6 son los resultados que le valen a la escuadra interista. Yo lo veo complicadísimo, pero teniendo en cuenta el 2-5, ahora sí puedo afirmar con total seguridad que nada es imposible. Quién sabe si los italianos le darán la vuelta a la eliminatoria. Sería bestial, una eliminatoria como hace muchos años que no se ve. Lo que sí es seguro es que Raúl es infalible, tenga la edad que tenga, le marque el central que sea. Es capaz de marcar un gol en un hoyo de golf. Magistral el movimiento que hace en el gol, y magistral también que haya empujado a un equipo muy mediocre -porque realmente lo es- a unas casi seguras semifinales de Champions. Espectacular, digno de estudio. Los españoles deberíamos sentirnos orgullosos de tener a un tío con cerca de 34 años marcando goles por los mejores y más importantes estadios de Europa. Esta temporada está haciendo su leyenda inmensa. Todos sus detractores se van quedando, poco a poco, sin argumentos con los que crucificarlo. Ya está en la cima de los goleadores europeos, nadie le hace sombra. Un aura especial lo acompaña siempre y, mucho más, en esta "su" competición. Esto es la Champions, amigos, y cualquier cosa puede pasar. Que se lo digan a Eto'o y Sneijder.
por Sergio Berenguer
Twitter: @Sergio_B91
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