Hace unas horas que el Villarreal CF ha anunciado que Marcos Senna, capitán del club y jugador con más partidos en toda su historia, se despedirá mañana a las 11 h del Submarino para zarpar rumbo a Estados Unidos. Quién iba a decir hace unos años que aquel joven brasileño envuelto en miles de problemas se iba a marchar por la puerta grande, convirtiéndose en toda una leyenda para la ciudad y el club amarillo. Porque la de Marcos no es una historia cualquiera, no. Es una historia de auténtica superación.
Marcos Senna comenzó a jugar al fútbol en Jardín Rincón (Sao Paulo) a la edad de doce años, pero tuvo que empezar a trabajar porque su familia se encontraba en apuros económicos. Dejó la hierba por el asfalto, pero no abandonó su sueño. Porque su vida ha sido la consecución de un sueño, al que ha tenido que llegar cargando con un sinfín de desgracias y despropósitos. Con dieciséis años se enamora de Fernanda, una brasileña cuatro años menos que él. Los padres de ella no dejan que estén juntos, simplemente por el tono de piel de Marcos. A pesar de todo, se siguen viendo hasta que a los dos años Fernanda se queda embarazada, con 14 primaveras, y Marcos ya no la vuelve a ver. Su hijo nacerá sin padre.
Pero Senna sigue jugando. Consigue combinar el trabajo con la pelota, lo único que puede motivarle de verdad. Jugando en equipos de barrio logra dar el salto al Corinthians y al Sao Caetano, desde donde se catapultó a Europa. El director deportivo del Villarreal fue a ver a un compañero suyo, Somalia, pero al descubrir a Marcos, ya no quiso oír nada del otro al que había ido a ver. Firmó por cinco años en el club amarillo, pero sus comienzos en España no fueron fáciles, y mucho menos sin su padre, que murió antes de que cumpliera la mayoría de edad. Él siempre le dijo que tenía que seguir por el camino del balón, y Marcos consiguió, desde abajo, no defraudarle.
Ya en Villarreal, el brasileño se rompió cuatro veces la rodilla, en dos de ellas pudo retirarse del fútbol. Se quedó dos años sin jugar, y al mes de recuperarse y conseguir la titularidad, tuvo que levantarse de otro golpe, esta vez en forma de sanción: el 21 de octubre de 2004 la UEFA le aleja otro año de los terrenos de juego por dar positivo en un control anti-doping. La sustancia que él había ingerido no estaba prohibida, pero sí limitada para tratamientos de algunas lesiones -algo que él desconocía-. Todavía se busca una respuesta que aclare lo sucedido, pero él sabe que nunca ha necesitado nada para correr más, o para chutar más fuerte a la pelota. Él era más duro que todo eso. Y por eso, regresó más fuerte que nunca.
Al poco tiempo de cumplir la sanción, Senna se adueñó del centro del campo del Villarreal, y a partir de entonces no lo soltaría hasta esta misma temporada. Han pasado muchos años cargados de éxitos desde entonces. Éxitos que hicieron olvidar su paternidad a los dieciocho, la muerte de su padre, cuatro lesiones gravísimas y una sanción por dopaje. No sólo consiguió afianzarse en uno de los mejores clubes españoles de la última década, sino que se confirmó como uno de los mejores centrocampistas del mundo en 2008, cuando lideró al Submarino en la mejor clasificación de su historia (subcampeonato) y cuando se hizo con los galones de una selección española que comenzaba su hegemonía mundial conquistando la Eurocopa de Austria y Suiza. No sólo dio el nivel en aquel campeonato, sino que fue nombrado mejor mediocampista defensivo del torneo. Y uno de los mayores artífices en la conquista de un trofeo que no se ganaba en más de cuarenta años. Desde entonces sería querido para siempre en Villarreal y en toda España.
Terminó la Eurocopa y Senna tenía ya nada menos que treinta y dos años. Y aún le quedaba mucho fútbol que dar. Desestimó ofertas del Real Madrid, del Arsenal, y de otros muchos equipos europeos para quedarse en el Madrigal. En su casa. Donde Marcos se hizo hombre y se convirtió en la persona más feliz del mundo. La vida aun le daría otra bofetada con el descenso del conjunto amarillo la temporada pasada, pero un año después se ha cumplido la operación retorno y el Villarreal estará de nuevo entre los grandes de España. Lamentablemente, Marcos no estará allí. Se marcha a Estados Unidos en una nueva aventura.
Fueron más de trescientos partidos viéndole destrozar porterías gracias al misil que tiene en su pierna derecha. Más de trescientos partidos sosteniendo un centro del campo que provocaría los halagos de toda Europa. "Mira, ese equipo, el de amarillo, juega muy bien". Su sonrisa, a pesar de las numerosas dificultades, ha sido lo que le ha caracterizado en todos estos años. Porque Senna nunca ha dejado de sonreír. Nunca ha dejado de mirar hacia adelante. Y por supuesto, nunca dejará Villarreal para siempre. Porque la puerta "19" de El Madrigal hará de Marcos Senna un jugador eterno. Una leyenda.
@david_lrl
martes, 11 de junio de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivo del blog
-
►
2014
(116)
- ► septiembre (4)
-
▼
2013
(63)
- ► septiembre (6)
-
►
2012
(84)
- ► septiembre (6)
-
►
2011
(87)
- ► septiembre (10)
No hay comentarios:
Publicar un comentario