Al igual que en el Ernst Happel de Viena y en el Soccer City de Johannesburgo, el Olímpico de Kiev volvió a ser un santuario donde la selección española conquistó un nuevo título. La única diferencia fue la impresionante superioridad que mostró durante los 90 minutos, convirtiendo a un gran equipo como Italia en poco más que una comparsa. No hubo lugar a las dudas, apenas reinó el sufrimiento que campeó en cada partido de la Eurocopa. España reservó su mejor juego para el momento más decisivo y completó una de las mejores finales que se recuerdan. A los 14 minutos, Iniesta mandó un balón perfecto hacia Cesc, que quebró a Chiellini y centró a Silva, que hacía el primero en un remate de cabeza sensacional. Marcar el primer gol y ante un equipo como Italia era el primer paso hacia el éxito. Los de Prandelli, que hasta ese momento apenas habían olido la pelota, trataron de empatar a toda costa, obligando a Casillas a realizar intervenciones de mérito. Cada balón que cazaba Balotelli era sinónimo de peligro, y cada centro colgado al área requería de máxima concentración para Iker la defensa española. La mala suerte se cebó con los italianos cuando Chiellini -el mejor defensa de la azurra- tuvo que marcharse lesionado a los 21 minutos de juego. Entró Balzaretti en su lugar.
Tras aguantar el arreón de Italia, España siguió a lo suyo. Xavi, que quería ser transcendente en esta Eurocopa, se encargó de dar un pase magistral entre líneas a un Jordi Alba que apareció como una moto entre la defensa italiana para plantarse solo ante Buffon y batirle con una definición perfecta. Ya no hay duda de que Jordi ha sido el mejor lateral izquierdo del campeonato.
Se iba el partido al descanso con 2-0 para España y la sensación de que todo estaba hecho. Sin embargo, nunca hay que fiarse de Italia. Prandelli cambió a Cassano por Di Natale y más tarde a Montolivo por Motta. El técnico italiano se había caracterizado durante toda la Eurocopa por sus grandes decisiones en los cambios, pero esta vez la mala fortuna y su imprecisión le costaron caro a la azzurra. El delantero del Udinese apenas aportó arriba y el centrocampista del Inter acabó lesionado, dejando al combinado italiano con diez durante más de media hora. No era el día de Italia ni mucho menos.
Y mientras, España buscaba una goleada de escándalo. Cesc se fue de tres defensas pero no encontró puerta, Barzagli paró un balón con la mano dentro del área que no vio el árbitro... Del Bosque comenzó a hacer cambios para aprovechar el agotamiento del rival ante la inferioridad numérica: metió a Pedro, Torres y Mata por Silva, Cesc e Iniesta. Se le habrá criticado una y mil veces al técnico salmantino, pero en todos y cada uno de los partidos de España en esta Eurocopa ha sabido decidir con exactitud los cambios adecuados para cada momento. Los últimos diez minutos de España fueron apoteósicos, brillantes, mágicos. Fernando Torres se coronó como bota de oro al marcar un gol y dar la asistencia de otro a Mata. Xavi fue quien recuperó en el centro del campo para dejar solo al "Niño" ante Buffon, como ocurrió en la final de 2008 ante Alemania. En mi opinión, mereció el MVP de la final que se llevó Iniesta, pero todo quedó en casa: portero menos goleado -Casillas-, máximo goleador -Torres- y mejor jugador del campeonato -Andrés Iniesta-. Los dos últimos heredaron los trofeos que recibieron hace cuatro años David Villa y Xavi Hernández. Casillas consiguió además el récord de minutos imbatido en una Eurocopa: 510.
España batió todos los récords de un plumazo. Ganó a Italia en partido oficial por primera vez en casi cien años, con un apabullante 4-0 que ya es la mayor goleada en una final en la historia de una Eurocopa. España es, junto con Alemania, la selección con más títulos europeos (3), dos conseguidos de forma consecutiva. Sumando el Mundial, España es la única selección en la historia del fútbol que ha ganado tres títulos consecutivos. Ni el Brasil de Pelé, ni la Holanda de Cruyff, ni la Alemania de Beckenbauer, ni la Francia de Zidane. Todos pudieron contemplar a la mayor generación de todos los tiempos alzar su tercer título en cuatro años. Leí una frase en Twitter de Mister Chip que me chocó bastante: "Qué juguetón es el Dios del fútbol. Ha estado 90 años dándonos polvorones y ahora nos da todo el marisco de golpe". En estos tiempos de crisis en los que el paro, los desahucios, la corrupción y el miedo inundan de terror a todo el país, un equipo de fútbol acaricia la pelota para brindarnos los mayores éxitos de nuestra historia. Ellos consiguen que millones de españoles se ilusionen por la vida, se agarren a una esperanza llamada fútbol. Gracias a Iker Casillas, Pepe Reina, Víctor Valdés, Álvaro Arbeloa, Juanfran Torres, Gerard Piqué, Sergio Ramos, Raúl Albiol, Jordi Alba, Sergio Busquets, Javi Martínez, Xabi Alonso, Xavier Hernández, Césc Fábregas, Andrés Iniesta, David Silva, Juanma Mata, Jesús Navas, Pedro Rodríguez, Santi Cazorla, Fernando Torres, Álvaro Negredo, Fernando Llorente y Vicente Del Bosque. Muchísimas gracias. Habéis vuelto a hacer del fútbol una obra de arte. Habéis vuelto a cambiar la historia. A conseguir lo que nadie ha hecho nunca. A ser los reyes del fútbol.
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