Entre ellos, y muy cerca del Barça, está el Atlético de Madrid, que goleó sin piedad a un Sevilla que se quedó con diez muy pronto por la expulsión de Fazio, que hizo penalti a Koke. Lo materializó Falcao, y a partir de ahí se sucedieron los goles de Koke, Spahic en propia puerta y Miranda. El conjunto de Simeone le saca ocho puntos al eterno rival y visita el Bernabéu el próximo sábado. Que tiemble Madrid.
Pochettino fue destituido tras cuatro temporadas en el club |
Por abajo, Granada y Espanyol se hunden con sendas derrotas ante rivales asequibles. Anquela está en la cuerda floja tras perder en el José Zorrilla -marcó Manucho-, pero el relevo en el banquillo periquito no se ha hecho esperar: dolió la derrota en casa frente al Getafe -goles de Pedro León y Mané- que deja al Espanyol como colista de la Liga BBVA y el club no ha tenido más remedio que despedir a Pochettino -primer entrenador destituido de la temporada- y traer en su lugar a Javier Aguirre, gran conocedor de los banquillos españoles, que llevó a Champions a equipos como Atlético y Osasuna y salvó al Zaragoza de descender a Segunda División en 2010. Ese será precisamente su principal objetivo con los pericos. Mucha suerte para el "Vasco".
En posiciones parecidas deambulan equipos como Deportivo, Osasuna o Mallorca, que tampoco consiguieron la victoria esta jornada. Los de Oltra obtuvieron el punto más meritorio, en San Mamés tras ir perdiendo por gol de De Marcos que acabó neutralizando Abel Aguilar. Osasuna sobrevivió en Anoeta en un partido sin goles y el Mallorca, que se ha metido en un bucle de derrotas del que no consigue escapar, cayó ante el Rayo Vallecano después de una exhibición mayúscula de la joven promesa de la cantera vallecana: Leo Baptistao. El Rayo ya está a un solo punto de Europa.
El único equipo de abajo que tomó aire fue el Celta, que consiguió su primera victoria fuera de casa a costa del Zaragoza, gracias a un gol de Iago Aspas, un jugador que está cumpliendo con creces en Primera División.
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El mejor de la jornada: Esta temporada todavía no nos había brindado un partido así. Entre lesiones, fogonazos, luces y sombras provocadas por las constantes exhibiciones de Leo Messi, Andrés Iniesta no había tenido la oportunidad de sacar a la luz su mejor fútbol. El albaceteño siempre se ha caracterizado por ser un jugador elegante, que trata el balón con maestría y belleza. Pero en cuanto a transcendencia en el resultado -que no en el juego-, el manchego pasa a un segundo plano. No fue este el caso. Tras una primera parte nebulosa por el muro que erigió el Levante en defensa, comenzó el verdadero show de Iniesta. Asistencia desde el centro del campo a Messi en el primer gol, asistencia de nuevo al argentino tras una jugada sublime en línea de fondo, con posterior pase de la muerte; golazo desde fuera del área para sentenciar el partido en diez minutos, y de nuevo otra asistencia, esta vez a Cesc, para poner la guinda a una segunda parte mágica, de un jugador que, si el fútbol fuera justo, sería Balón de Oro.