jueves, 8 de septiembre de 2011

Fernando Torres, la incógnita

Hace tiempo, cuando Fernando Torres era el delantero aquel que marcaba entre 13 y 19 goles por temporada en el Atlético de Madrid, había un debate inmenso en torno a él: unos pensaban que era el futuro delantero centro de la Selección española, que su talento era sorprendente y que en el Calderón tenían un ídolo al que no debían dejar escapar. Por contra, otros lo tomaban como un vulgar jugador que no pasaba de la veintena de goles y que por una suma aceptable de dinero debía marcharse al primer equipo que tocara la puerta. Yo era de estos últimos. En mi opinión, Fernando siempre ha estado muy sobrevalorado en la Liga española. La prensa se volvía loco con un chaval de la cantera que era el único que ponía garra en el club de Manzanares. Cuando llegó el Kun Agüero, Torres mejoró considerablemente, aunque no superara los quince goles aquella temporada... sin embargo, se vio con buenos ojos la venta al Liverpool en aquel verano, y sobre todo su sustituto en la delantera, Diego Forlán. El madrileño llegaba a un grande donde tenía que demostrar que "el Niño" se había convertido en un hombre.

Su rendimiento no se hizo esperar. En la segunda jornada marcó un golazo al Chelsea, y empezó a marcar a pares, incluso de tres en tres. En Champions fue clave para que su equipo llegara a Semifinales, y acabó con 29 goles entre todas las competiciones, siendo el mejor debutante de la historia de la Premier League y el mejor delantero extranjero desde Rudd Van Nisterlooy. Su colosal campaña le dio a la razón a los que creían que este jugador era una mina de oro. La Premier era lo que le iba, con espacios era un auténtico killer. Grandes goles marcó en Anfield, que pronto le hizo una canción en su honor. Al final de esa temporada, Torres fue clave en la Eurocopa de Austria y Suiza, marcando el gol de la final ante Alemania que suponía el triunfo de España por primera vez en 44 años. Era la cima de su carrera, incluso estuvo entre los cinco nominados a ganar el Balón de Oro. Quedó tercero en el FIFA WORLD PLAYER y en el Liverpool ya era venerado por todos, afición, directiva, ex jugadores...

Tras esa gran temporada, además de la siguiente a pesar de las lesiones (marcó 14 goles en 24 partidos), el debate sobre sus capacidades como delantero quedaba en segundo plano, excepto con la Selección española: siempre ha sido achacado por muchos su escaso bagaje de goles siendo un delantero de primera línea. Hoy por hoy, lleva 27 goles en 88 partidos. Acostumbrado a vivir a la sombra de David Villa (49 goles en 77 partidos), y al voraz apetito de algunos que llegan y besan el santo (como Llorente y Negredo), siempre se ha buscado cualquier excusa para criticarlo y hundirlo. Entre 2009 y 2011 ha sufrido múltiples lesiones que le dejaron fuera de los terrenos de juego durante meses. El Liverpool lo notó, al perder su única fuente de goles. Y es que siempre que volvía al equipo, su olfato goleador no se resentía. En la 09/10 sólo pudo jugar 22 partidos, pero marcó 18 goles que llevaron al club a Europa. En Champions, salió a un gol cada dos partidos (4 en 8) y llegó por los pelos al Mundial de Sudáfrica, a pesar de rondar con la recaída en cualquier momento. Fue titular en cuatro partidos de la competición, mostrando su horrosa falta de forma, incapaz de moverse, pasar o disparar con lucidez. En semifinales perdió el puesto en lugar de Pedro, pero tuvo sus minutos en la final contra Holanda, donde volvió a recaer. Su sueño se cumplió siendo campeón del mundo, pero su imagen cayó por los suelos y su recuperación, a partir de ese momento, iba a ser muy muy lenta.


Nueve goles en 23 partidos (dos de ellos en la victoria por 2-0 sobre el Chelsea) le hicieron recuperar la sonrisa parcialmente, pero en el Liverpool se vio estancado. La marcha del entrenador Rafa Benítez y la incapacidad para luchar por los títulos le hizo replantearse su salida. Así, Torres emigró precisamente al Chelsea, el club que pagó 50 millones de libras por él. Todavía resentido por las lesiones e incapaz de adaptarse a un equipo con una mentalidad totalmente distinta a la de los "reds" propició una segunda vuelta lamentable por parte del madrileño, haciendo un único gol en dieciséis partidos. Nombrado uno de los peores jugadores de la Premier y peligrando su sitio en la "Roja", el debate volvió a surgir de entre los escombros: ¿Debe Fernando Torres ir a la Selección? ¿Volverá a ser el jugador que era en sus primeras campañas en el Liverpool? ¿Triunfará en Stranford Bridge? Y lo más importante, ¿Está Fernando completamente acabado con 27 años? Muchos opinan que si, que no volverá a dar un palo al agua. Pero solo es cuestión de mala suerte, de unas lesiones inoportunas que no le dejan demostrar su mejor fútbol, aquel que le llevó a ser uno de los mejores delanteros del planeta.

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