sábado, 18 de mayo de 2013

La noche más negra del Santiago Bernabéu

Supe que no sería un buen día cuando me desperté de la cama a las siete y media de la mañana y, pasando la lengua por debajo de los dientes descubrí que me había salido una llaga. No sería el último inconveniente en las próximas 24 horas. Salgo de casa a buen ritmo para no perder el tren, echo un billete de cinco euros por la ranura de la máquina y no sale el billete. Le doy a cancelar y me devuelve 15 céntimos. Pero los cinco euros se los había tragado.

Este viernes iba a ser un día duro porque a pesar de que por la noche era la final de Copa entre el Real Madrid y el Atlético, tenía muchas cosas en la cabeza. Una charla en la asignatura de "Comunicación Corporativa", el programa de radio, la campaña para conseguir el Micrófono UMH, Eurovisión, el trabajo de periodismo televisivo y, lo más importante, la elaboración de la revista "Callosa Deportiva" para Producción Periodística, revista que teníamos que entregar el próximo lunes y todavía estaba medio maquetar. Así que me quedé a comer en la universidad y volví a Callosa veinte minutos antes de que empezara el partido. Agotado, con prisas, pensando en mil cosas, me senté en mi mesa de siempre, en el Pub de siempre, para ver, precisamente, lo que no había visto nunca.

Hacía tiempo que no veía una final de Copa con tan poco juego, tantas patadas y tan pocas ocasiones. La historia empezaba, casualmente, como de costumbre: saque de esquina del Real Madrid y gol de Cristiano Ronaldo de cabeza, por enésima vez esta temporada y por enésima vez en su carrera. Apareciendo en los grandes partidos. Al Atlético le costó superar el golpe, pero lo hizo. Agarró la posesión, no dejó al Madrid hacer ni un contraataque, y dejó que Falcao y Diego Costa protagonizaron la única ocasión del partido para los de Simeone: el colombiano se va de Albiol y Khedira en el centro del campo y mete un pase preciso y certero al máximo goleador de la Copa, el brasileño, que cruzó ante Diego López para empatar el partido.

No se respiraba ambiente de Bernabéu de grandes noches. Más bien, parecía el Vicente Calderón. Miles de bufandas rojiblancas ondeaban mientras sus portadores rugían con cánticos para animar a un equipo que llevaba catorce años sin vencer al vecino. En el bando madridista, más bien parecía que estaban contemplando con anteojos la ópera de Bianca Castafiore. Aquello fue clave para que el Atlético estuviera como en casa, y el Madrid, conforme iba transcurriendo el partido, contra las cuerdas.

Se marchó el conjunto blanco al descanso con empate a uno, a pesar del tiro picado de Özil que se estampó contra el palo. Llegaron otros dos más en la segunda mitad, el primero en una ocasión a bocajarro de Benzema que después salvó milagrosamente Juanfran en la línea de gol. El segundo fue en un lanzamiento raso de Cristiano Ronaldo en el saque de una falta. El Atlético sólo inquietó con saques de esquina y  una jugada bien trenzada por banda izquierda que estuvo a punto de rematar a gol Filipe Luis. A falta de trece minutos para el final, Mourinho fue expulsado por protestar la actuación de Clos Gómez, un árbitro que se vio superado completamente durante toda la final. El Madrid comenzaba a desesperarse. Acabaron los noventa minutos y con ello, empezó una prórroga donde Simeone vitoreaba a los suyos en busca de motivarlos para comerse al Madrid, mientras que en el otro lado ni siquiera se supo quién estaba hablando.

Trataron de reaccionar los blancos con tres cambios seguidos: Arbeloa, Di María e Higuaín entraron por Coentrao, Modric -buen partido del croata- y Benzema. Sin embargo, el Atlético salió más entero. Un mano a mano de Diego Costa con otro Diego, López, acabo salvándolo en dos tiempos el portero madridista. Los colchoneros crearon una segunda ocasión que tuvo que despejar a córner Essien. Y a la tercera, drama en el Bernabéu. Saca Koke desde la derecha el mejor centro de toda la final y remata Miranda, completamente solo, en las narices de Diego López para poner el 1-2 en el marcador.




A partir de ahí, se vio venir que a este Atlético creado por Simeone a imagen y semejanza no se le iba a escapar la final. Se armó atrás, siguió creando peligro al contraataque y frenó al Madrid a base de patadas cambios, provocaciones y pérdidas de tiempo. Cristiano Ronaldo, desquiciado, fue expulsado a seis minutos del final, propiciando una tangana cuya nota más negativa fue la de Diego Costa, que agredió a Pepe con un puñetazo en la cara. Entre todo aquel varullo de despropósitos, el Madrid tuvo tiempo y ocasiones de empatar y ganar el partido, pero la figura de Courtois se erigió por encima de todos para hacer al Atlético campeón. Salvó con el pie una semi-volea de Higuaín y después hizo la parada del año en un remate de Özil a bocajarro. Esa fue la última ocasión del Madrid.

Agotado, destrozado y humillado, el equipo blanco cayó en el Bernabéu ante un Atlético de Madrid que, sin ser mejor, hizo lo que tenía que hacer para llevarse la Copa. Lo que no había hecho en los catorce años anteriores. Y ganó con la misma moneda con la que le había pagado el Madrid: con remontada, frustración ante las ocasiones falladas y humillación en el campo rival. Ha tenido que aterrizar a Manzanares un entrenador con cáracter, sentimiento y fe para que se consiguieran tres títulos en año y medio. Para rescatar al Atlético del infierno en el que se encontraba. Ahora sí que hay rival digno para derby. Para mi, Simeone ya es candidato a entrenador del año. Y futuro entrenador de la próxima década.

La de ayer fue la noche más negra del Santiago Bernabéu que recuerdo. Se juntaron todos los factores para despedir a José Mourinho de la forma más cruel posible: con un fracaso absoluto esta temporada, con el vestuario dividido, la afición enfrentada y los dos máximos rivales proclamándose campeones de España ante sus ojos. Fue una noche agria, como lo fue el día entero. 

Mientras escribía una reclamación a RENFE por la pérdida de mis 5 euros pensaba en que éste sería un país mejor si me respondían con educación y me devolvían mi dinero con intereses, disculpándose por lo sucedido. Horas después, imaginé a Mourinho, jugadores y presidente del Madrid pidiendo perdón por el grotesco espectáculo. Creo que, oficialmente, soy cinco euros menos rico. Y cien veces más utópico.

@david_lrl


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