El Borussia de Dortmund lleva sin ganar una Copa de Europa dieciséis años, y llevaba sin alcanzar una semifinal desde hacía quince. Su nombre quedó olvidado para todos los aficionados del fútbol, que vieron a este equipo hundido entre las deudas un pequeño islote que naufragaba en Alemania buscando su identidad. Esa identidad la encontró Jurgen Klopp.
El entrenador alemán llegó a un club que pasaba por uno de los peores momentos de su historia, deportivamente hablando. Atrás habían quedado los problemas económicos con un programa de saneamiento que salvó al club de la quiebra, pero en 2008 el equipo de Renania acabó la temporada en una decepcionante 13º posición. La directiva apostó por un entrenador joven que no tenía un currículum nada atractivo, sobre todo después de descender con el Mainz a Segunda y de no conseguir ascenderlo la temporada siguiente. Sin duda, el ojo de esa directiva resultó más beneficioso que todo lo que alguien podía esperar. En sus dos años de contrato, Klopp comenzó a formar un equipo a su semejanza y practicando un fútbol cada vez más atractivo. Acabó en 6º y 5º posición en esas dos temporadas y el club le renovó sabiendo que su crecimiento estaba siendo exponencial. Al año siguiente, el Dortmund ganó la Bundesliga nueve años después; al siguiente, revalidó el título y aplastó al Bayern en la final de Copa alemana; y a la siguiente, volvió a la élite europea a lo grande: partiendo del bombo cuatro, se hizo con el liderato del grupo de la muerte (Real Madrid, Manchester City y Ajax), sepultó las esperanzas de equipos atractivos como Shaktar Donetsk y Málaga y dio un golpe sobre la mesa ayer, en toda una semifinal, ganando por 4-1 al equipo de José Mourinho, el Real Madrid, precisamente el último equipo que le había apeado de unas semifinales de Champions.
Más allá de esos resultados estratosféricos, Klopp ha conseguido lo que quería, un equipo a su semejanza que además de ganarle al rival, lo hace con un juego vistoso. Son capaces de adueñarse de la posesión y llegar con peligro a meta una y otra vez, son temibles a la contra por la velocidad -tanto mental como física- de sus jugadores; incluso por alto son uno de los mejores equipos de Europa. La media de edad de su equipo está en 24,6, lo que demuestra que además de ser altamente competitivo, derrocha juventud por los cuatro costados. Ni el anuncio del traspaso de Gotze -una de sus mayores estrellas- hace unos días ha causado un bajón en la plantilla borusser. Ni siquiera los rumores que hablan del más que probable traspaso de Lewandowski al Bayern Munich la próxima temporada. También suenan Hummels para el Barça y Gundogan para el Madrid... La pregunta es: ¿Se va a convertir el Dortmund en un mercadillo este próximo verano? Resultaría muy triste que un equipo de este nivel y con tantos años de éxitos por delante, se vaya a desplomar por la marcha de sus estrellas. Resulta curioso que abandonen el barco en una de las mejores épocas de la historia del Dortmund.
Pero antes de irse, se han propuesto llevárselo todo por delante. El Real Madrid de Mourinho se presentaba en el Iduna Park con la obsesión de la Décima por bandera, con la sensación de que la mejoría con respecto al principio de temporada era evidente y con la lección aprendida tras no conseguir la victoria en ninguno de los dos encuentros que enfrentó a los de Klopp en fase de grupos. Sin embargo, el Madrid fue aplastado, desbordado completamente por un equipo que asumió ser mejor que su rival y lo demostró a base de un juego directo, agresivo, sin retracción. Y consiguiendo además que los blancos no tuvieran apenas ocasiones. Un error de Hummels en la primera parte provocó el único gol del Madrid en el partido, obra de Cristiano. Esa fue la única laguna del Borussia en la noche de ayer. Un despiste que enmendó en la segunda parte con un baño apoteósico liderado por Robert Lewandowski, que marcó los cuatro goles de su equipo. En la primera mitad ya había firmado el primero con un remate de ariete puro tras un centro desde la izquierda. Nada más comenzar el segundo tiempo, le bastaron seis minutos para hacer dos goles, el primero tras un buen pase de Gotze dentro del área, donde toda la defensa se quedó petrificada pensando que era fuera de juego; y el segundo tras controlar el balón en un barullo dentro del área, pisarlo para buscar hueco y empalar un derechazo a la escuadra. En el minuto 68, Alonso completó su mala actuación provocando un penalti sobre Reus que materializó de nuevo el delantero polaco. Una auténtica exhibición la de Lewandowski, que recordarán los madridistas muchísimo tiempo.
Al ariete del Dortmund le dio igual que su sitio estuviera ya en el Bayern el próximo año. Demostró que su compromiso es total firmando la actuación más impresionante que se ha visto en una semifinal en muchísimo tiempo. También hay que reseñar el buen partido de Gotze, que dio las asistencias de los dos primeros goles. El Madrid pecó de una gran debilidad en defensa, en especial Pepe, que falló clamorosamente en tres de los cuatro goles. Cuando Ramos sale del centro de la zaga, el equipo lo nota para mal, tanto por la seguridad defensiva que transmite como a la hora de sacar el balón jugado. Además, Ramos nunca fue un peligro en ataque por su banda. Las bajas de Essien y Arbeloa en esa zona resultaron claves.
Tampoco supo el Madrid encontrar huecos en ataque. En la primera parte, sólo Coentrao desatascaba en cierto modo el partido con constantes arrancadas por banda izquierda, que acababan en faltas botadas por Alonso o Cristiano. En una de ellas, el propio Ronaldo estuvo a punto de marcar pero atento estuvo Weidenfeller. Esa falta y el gol de CR7 fueron las únicas aproximaciones que valieron la pena de este Real Madrid en todo el partido. En la segunda parte fue barrido del mapa, incluso parecían pedir la hora , pues el Dortmund seguía atacando a pesar del 4-1 del marcador. Diego López fue sin duda el mejor de los blancos, salvando tres goles cantados con paradas sobrenaturales. Es triste decir que el portero fue el único que resultó solvente en un equipo sin actitud, sin ideas, desmoralizado por el arrollamiento de un conjunto más joven, más fuerte y, hay que decirlo, bastante más superior en todos los sentidos. Después de tres enfrentamientos esta temporada, ni que decir tiene que el Borussia es mejor equipo que este Real Madrid.
¿Puede el conjunto blanco remontar la eliminatoria en el Bernabéu? Es probable. Se necesitan una serie de factores para ello: que el Bernabéu sea una caldera, que el Madrid afronte el partido con intensidad desde el minuto 1, que la actitud sea la de un grande que no consiente recibir más bofetadas. Y sobre todo, conseguir neutralizar a un equipo que, en mi opinión, puede jugar igual de bien en Dortmund que en Madrid. Es cuestión de un estilo, que su entrenador ha sabido desarrollar a base de una confianza ilimitada del club que le paga. En eso consiste en fútbol. Un fútbol que ahora mismo no tiene el Real Madrid.
@david_lrl
jueves, 25 de abril de 2013
Dortmund: el triunfo del buen fútbol
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