miércoles, 24 de abril de 2013

Un rodillo bárbaro

Lo avisamos. Este Bayern estaba muy bien. Ya llegaba a este cruce como el equipo más en forma de Europa y sale del primer envite con la sensación de ser el próximo mejor equipo del mundo. Esta temporada, los bávaros llevan marcados 134 goles, cifra astronómica que llevaba a pensar que el equipo entrenado por Heynckes era un auténtico rodillo alemán. Sin embargo, dudábamos de si ante el Barça, el mejor equipo del planeta en los últimos cuatro años, iba a seguir siendo ese rodillo. Y desde luego que lo fue. El Barça recibió la mayor goleada de su historia en Champions (igualó la del Milan en Atenas) y encajó cuatro goles por primera vez desde 2008 (en aquel mítico "pasillazo" ante el Real Madrid).

¿Cómo pudo el Barça acabar vapuleado de tal manera? El conjunto azulgrana llevaba desde hacía varios meses la sensación de ser un equipo mucho más frágil que años pasados. Ya sufrió contra el Milan, también contra el PSG, y ahora finalmente ante un equipo que está exactamente a su nivel, incluso ha demostrado estar por encima. Síntomas de flaqueza, de debilidad. El Barça ya no presiona de aquella manera al rival en campo contrario, ya no lucha cada balón como si fuera el último. Lo que más caracterizaba al equipo de Guardiola era la gran ambición que poseían sus jugadores, por muchos títulos que consiguieran. Este año no parecen tenerla con Tito Vilanova.

Las bajas en defensa también han sido cruciales. Contar sólo con un central de garantías -Piqué- para toda la temporada demuestran la mala planificación del club en ese sentido. Bartra era un principiante que se encontró con la mayor pesadilla de su corta carrera futbolística; Mascherano, reconvertido a central, está lesionado, y Puyol ya no da para mucho más. Las opciones eran el joven canterano, Song, Busquets, Adriano... jugadores que no desempeñan esa posición. Es por ello que la prioridad para la temporada próxima es fichar a un central de nivel contrastado -suena mucho Hummels-.

El Bayern avisó desde el primer minuto, sobre todo de la mano de un Robben que recordaba a sus mejores tiempos. Cuando el holandés no está lesionado, se trata de uno de los mejores futbolistas del planeta. Una pena que sus piernas sean de cristal, de lo contrario estaríamos hablando de un jugador que optaría todas las temporadas al Balón de Oro. Él se encargó de penetrar por la banda de Alba -desquiciado- una y otra vez, fozando córners que siempre resultaron peligrosos. Y es que el Bayern ganó todo balón por alto. Y así llegó el primer gol de Muller y el de Mario Gómez. Lo más curioso es que aunque el Barça ganara en posesión -ligeramente-, ello fue totalmente intrascendente. No tiraron a puerta hasta bien entrada la segunda mitad, un disparo que apenas puso en problemas a Neuer. En cambio, el Bayern daba síntomas de peligrosidad cada vez que agarraba un balón Ribery, o como hemos dicho antes, Robben. Precisamente el crack ex del Real Madrid firmó un golazo tras deshacerse de un defensa y, mientras Muller bloqueaba a Jordi Alba, rematar a la red el tercero. Coronó su gran actuación.

El cuarto lo hizo Muller -el que siempre aparece en los momentos decisivos- casi al final del encuentro. ¿Messi? No apareció. Fue un alma en pena fruto de una lesión de la que todavía no estaba recuperado. El argentino había recibido el alta médica sólo tres horas antes del partido. Cualquier entrenador lo hubiera alineado para, al menos, meter miedo. Pero el Bayern no tenía miedo. Ni siquiera respeto. Se dedicó a ser el  rodillo alemán que viene siendo toda la temporada.

PD: No hablaré del árbitro. Perjudicó tanto al Bayern como al Barça y demuestra que es una vergüenza que sigan habiendo profesionales de este tipo en competiciones de este nivel. El ojo de halcón debe introducirse en las mayores organizaciones cuanto antes. La Premier League es la única con sentido común.


@david_lrl



No hay comentarios:

Publicar un comentario