lunes, 18 de julio de 2011

"La Ley del más pequeño"

Se dice que en la selva los animales se rigen por una Ley donde predomina la fuerza por encima de todo. Es decir, el grande, el más fuerte, es quien tendrá el poder. En ausencia de cualquier ley, lo que impera es la simplicidad y la tiranía de aquel que es capaz de someter al otro. El león puede al perro, el perro al gato, y el gato al ratón. En el mar, el pez más grande come al pez más chico. Incluso en la humanidad el poder era de los tiranos, que poseían la fuerza política y militar, siempre por encima de aquel que era inteligente o astuto.

En el fútbol también suele pasar esto. La Liga española es tiranizada por Barça y Madrid. En Inglaterra, siempre vencen los mismos. La Ligue 1 estuvo siete años seguidos en el poder del más rico, el Olympique de Lyon. En Alemania, el Bayern ostenta más del triple de Bundesligas que el segundo mejor clasificado en la historia, en Portugal no se contempla el triunfo de otro que no sea el Oporto o el Benfica... después, en la Copa de Europa, lo que casi siempre ocurre es que gane cualquiera de los mencionados anteriormente, sobre todo si es español, inglés, italiano o el Bayern (de las 55 ediciones, solo en 16 ha sido distinto). También pasa en los torneos de selecciones, en los que siempre ganan los mismos salvo excepciones (Brasil, Alemania, Italia, Argentina...).

La normalidad es esta. El fútbol, en cierto modo, es previsible. No sabes cómo se va a producir el resultado, pero basándote en la experiencia, sabrás que el triunfo se reduce a dos o tres candidatos en la mayoría de las ocasiones. Por eso, cuando en un partido de cada cien, un equipo modesto, diminuto, con escaso presupuesto y jugadores de nivel bajo consigue ganar, el tiempo se detiene. Y entonces el fútbol es maravilloso. Al crack de turno levantando la copa le sustituye Zagorakis, una final de Champions entre potencias futbolísticas pasa a ser un Mónaco - Oporto, la Liga española la puede ganar el Valencia, y el Deportivo de la Coruña, ¿Porqué no? Soñamos con triunfos de Liechtenstein o San Marino, creemos en que el Schalke puede meterle cinco al campeón de Europa, existe la posibilidad de que un Segunda B goleé al mejor equipo del siglo XX... Sin embargo, nada se puede asemejar a lo acontecido en la Copa América 2011.

¿Y porqué? Es bastante sencillo. Desde que veo fútbol he visto infinidad de partidos en los cuales los "pequeños" han sido mejores que los "grandes", y aun así han perdido. También he visto partidos (de estos menos) en los que los "pequeños" ganaban a los "grandes", porque el fútbol había sido justo con ellos, por fin. Pero jamás, jamás en la vida, había podido ver esta salvajada: cuatro partidos de cuartos de final, cuatro "grandes" contra cuatro "pequeños", vencen los cuatro pequeños. ¡Los cuatro! Pero lo mejor de todo es que... ¡Los cuatro "pequeños" fueron inferiores! Nunca fueron mejores que el rival. Los cuatro merecieron perder más que el otro. Y aun así, ganaron. Perú sobrevivió a las bajas, a tres palos y un penalti en contra fallado, y ganó en la prórroga con dos errores del portero colombiano. Uruguay, quizás el menos "pequeño", venció al anfitrión gracias a una actuación espectacular de su portero Muslera, que paró lo imparable y logró llegar a unos penaltis donde consiguieron meter los cinco después de haber jugado con diez durante casi noventa minutos. Paraguay no tiró a puerta en todo el partido y le bastaron dos goles en la tanda de penaltis para vencer a Brasil, que se topó con Justo Villar durante todo el encuentro y falló los cuatro penales que lanzó. Y Venezuela, que se clasifica por primera vez en su historia para unas semifinales, ganó con dos jugadas a balón parado después de tres palos y un balance de 10-2 en ocasiones para Chile en la segunda parte. Esta vez, el fútbol fue al revés, ganaron los débiles injustamente, quizás porque el destino les devolvió todos los triunfos que les arrebató en el pasado. Esta Copa América ya la puede ganar cualquiera, porque, para alegría de muchos, impera "La Ley del más pequeño".

@david_lrl


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