En el fútbol también suele pasar esto. La Liga española es tiranizada por Barça y Madrid. En Inglaterra, siempre vencen los mismos. La Ligue 1 estuvo siete años seguidos en el poder del más rico, el Olympique de Lyon. En Alemania, el Bayern ostenta más del triple de Bundesligas que el segundo mejor clasificado en la historia, en Portugal no se contempla el triunfo de otro que no sea el Oporto o el Benfica... después, en la Copa de Europa, lo que casi siempre ocurre es que gane cualquiera de los mencionados anteriormente, sobre todo si es español, inglés, italiano o el Bayern (de las 55 ediciones, solo en 16 ha sido distinto). También pasa en los torneos de selecciones, en los que siempre ganan los mismos salvo excepciones (Brasil, Alemania, Italia, Argentina...).

¿Y porqué? Es bastante sencillo. Desde que veo fútbol he visto infinidad de partidos en los cuales los "pequeños" han sido mejores que los "grandes", y aun así han perdido. También he visto partidos (de estos menos) en los que los "pequeños" ganaban a los "grandes", porque el fútbol había sido justo con ellos, por fin. Pero jamás, jamás en la vida, había podido ver esta salvajada: cuatro partidos de cuartos de final, cuatro "grandes" contra cuatro "pequeños", vencen los cuatro pequeños. ¡Los cuatro! Pero lo mejor de todo es que... ¡Los cuatro "pequeños" fueron inferiores! Nunca fueron mejores que el rival. Los cuatro merecieron perder más que el otro. Y aun así, ganaron. Perú sobrevivió a las bajas, a tres palos y un penalti en contra fallado, y ganó en la prórroga con dos errores del portero colombiano. Uruguay, quizás el menos "pequeño", venció al anfitrión gracias a una actuación espectacular de su portero Muslera, que paró lo imparable y logró llegar a unos penaltis donde consiguieron meter los cinco después de haber jugado con diez durante casi noventa minutos. Paraguay no tiró a puerta en todo el partido y le bastaron dos goles en la tanda de penaltis para vencer a Brasil, que se topó con Justo Villar durante todo el encuentro y falló los cuatro penales que lanzó. Y Venezuela, que se clasifica por primera vez en su historia para unas semifinales, ganó con dos jugadas a balón parado después de tres palos y un balance de 10-2 en ocasiones para Chile en la segunda parte. Esta vez, el fútbol fue al revés, ganaron los débiles injustamente, quizás porque el destino les devolvió todos los triunfos que les arrebató en el pasado. Esta Copa América ya la puede ganar cualquiera, porque, para alegría de muchos, impera "La Ley del más pequeño".
@david_lrl
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