RAÚL, LA ETERNA LEYENDA

Así es él, una leyenda, una eternísima leyenda. Todo el mundo decía que había abandonado el Madrid para tener un retiro dorado viendo billetes fáciles en Alemania. Todo el mundo es iluso. Todo el mundo decía que marcaría cuatro goles "contaos", sin embargo, lleva 8 en 17 partidos. Todo el mundo es iluso. Todo el mundo dice que ha marcado tantos goles en el Madrid porque siempre ha estado rodeado de los mejores jugadores del mundo. Todo el mundo es iluso. Todo el mundo dice que sólo marca de rebote, el tercero que metió este fin de semana corrobora de sobremanera esta teoría de imbéciles. Todo el mundo sigue siendo iluso. Todo el mundo dice que nunca hace nada. De sobra queda demostrado que el mundo es iluso, y no hay más remedio que intentar abrirle los ojos a esa cantidad, que es grande, de necios que no saben valorar ni reconocer la categoría de un gigante del fútbol como es el señor Don Raúl González Blanco. He oído y leído muchas tonterías respecto a él, y por mucho que lo intento, no consigo hacer que entren en razón. No hace falta, ya se encarga él de hacerlo por mí cada vez que consigue hitos como este. Con 33 años, habiéndolo ganado todo, y jugando en un equipo que tiene menos fútbol que aquel Madrid de Luxemburgo, coge y se merienda él solito, con tres goles, al Werder Bremen, los tres con la derecha y el octavo hat-trick de su carrera, por cierto. Fácil, sencillo y para toda la familia.
Es de admirar, no queda más remedio que quitarse el sombrero ante él, ante su figura infinita, una figura que se ha convertido durante muchos años en la principal pesadilla de porteros y en el primer objetivo a derribar por las defensas rivales. A un servidor se le acaban las palabras. Ya no estás en mi Madrid, estás en un equipo de alemania del cual no eres capitán, has pasado tres o cuatro partidos sin oler el balón, y ni siquiera sabes alemán, pero eres el principal reclamo y el ídolo de la afición. Con tu actitud, tu jerarquía y las actuaciones como la del sábado te has convertido en el líder psicológico del equipo y el primer jugador al que los entrenadores rivales temen. Sigue así, no te canses nunca de marcar. Eres muy grande, Capitán.

Un saludo. Sergio Berenguer.