El título parece simple, sencillo, descafeinado. Es un nombre, un nombre extravagante, casi desconocido para la mayoría. No importa, os lo perdono, dentro de unos meses todo el mundo hablará de él.
Efectivamente, es futbolista, ¿uno más? No, él tiene algo que muy pocos tienen: el futuro en sus manos, o mejor dicho, en sus pies. Es belga, de origen congoleño, juega en el Anderlecht, titular allí y ahora también en la selección absoluta, mide escasamente 1.90 y nació en 1993. Sí, solamente tiene 17 años.La temporada pasada, cuando aún tenía 16, ya era fijo en la punta de ataque del esquema del técnico del Anderlecht. Marcó 15 goles en 33 partidos y se convirtió en el Pichici más joven de la historia de la liga belga. Además, ayer noqueó a la Rusia de Arshavin y compañía con dos goles que le dieron la victoria a Bélgica por 2-0. ¿Increíble verdad? Pues sí. Y lo mejor, si él quiere, está por llegar. Sólo necesita tener la cabeza bien amueblada, y eso no se consigue de otra forma que escuchando a la gente más allegada y que siempre ha cuidado de él. Porque lo otro, lo importante en esto del fútbol, una cosa llamada talento, la tiene a raudales, además de un físico portentoso. A su gran estatura le une una resistencia y agresividad que causan impacto, así como una explosividad y potencia en la arrancada descomunales, algo prodigioso para una persona de su edad. Además de todo ello, le sobra técnica y dribbling.
Aún no es una completa realidad, pero le queda muy poquito para serlo. De momento va subiendo peldaños a una velocidad vertiginosa y va por muy buen camino. Este chico puede ser el delantero de la próxima década. Recordad que sólo tiene 17 años, en España aún no habría acabado Bachiller y debería estar jugando al Pro o al FIFA, sin embargo, este chaval ya va rompiendo las redes de equipos internacionales ¡Impresionante! Que suerte tienen algunos.
Escrito por: Sergio Berenguer.
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