viernes, 15 de junio de 2012

Día 7: España pone el fútbol

Hasta ahora, la Eurocopa nos había dejado pinceladas. Una goleada de Rusia, una buena primera parte de Alemania ante Holanda, alguna que otra jugada de Polonia.... pero ayer, en el estadio Gdansk, vimos la obra de arte completa. El mejor equipo que hemos visto y el mejor juego que hemos visto, todo en uno. 27 ocasiones de gol, 72,3 % de posesión, 9 córners y 4 goles, siendo la mayor goleada de lo que llevamos de torneo. Pero lo más característico de esta selección no es lo que hace, sino cómo lo hace. Devolviendo el precio de la entrada al espectador. Hasta la afición irlandesa -impresionante su actitud durante todo el partido- aplaudió a aquellos chavales que brindaron el mejor juego de la fase de grupos. Porque España, la vigente campeona de Europa y del mundo, realizó un partido para colocar en un museo.

El rival era muy inferior, eso está claro. Pero no tan inferior como lo pinta la mayoría de la gente. Irlanda, un equipo que encaja pocos goles, que lleva el sello de Trapattoni por todos lados y que posee, en su mayoría, jugadores titulares en la Premier League, se presentaba ante España con la intención de jugar "a lo Chelsea", como lo hicieron los blues ante el Barça en las semis de Champions. Y España, a la que no se le dan nada bien los cerrojos, veía el partido como una auténtica trampa. No había que fiarse de los irlandeses. Es más, ellos tuvieron la primera ocasión en un gran disparo de Cox que desbarató Casillas con los puños. Y aguantaron hasta el descanso habiendo encajado un solo tanto, que llegó en el minuto cuatro de la mano de un Fernando Torres que por fin aprovechó su oportunidad: Xavi metió un gran pase a Silva, que perdió el balón dentro del área. Fue entonces cuando apareció el Niño para recuperar el balón y fusilar a Given con un potente disparo. Era el tanto que abría la lata y un gol que puede dar muchísima confianza al delantero madrileño. Es más, tuvo unas cuantas más durante la primera parte, la mayoría fabricadas por él gracias a su facilidad para abrir huecos y encontrar desmarques imposibles.

Xavi fue el auténtico jefe del partido. Por él pasaron casi todas las ocasiones. Jugando un poco más arriba de lo normal, se alió con Silva, Iniesta, Alonso y Torres para formar un ataque demoledor. Sin embargo, nos íbamos al vestuario con la sensación de que el resultado era corto y podíamos sufrir en el tercer partido ante Croacia. Pero Silva se encargó de despejar todas las dudas a los cuatro minutos de la  segunda parte, cuando agarró un rechace dentro del área y dejó por los suelos a tres defensas antes de batir a Given ajustando el, balón al palo. A partir de ahí, los mejores momentos de España (sí, podían ser mejores). Un disparo de Xavi provocó la mejor parada de lo que llevamos de Eurocopa en una estirada asombrosa del portero del Aston Villa. Un cuarto de hora después, un pase de oro de Silva para Torres lo convertía en el tercero del partido para la selección española. Fernando se iría del campo con dos goles en su haber y la sensación de que puede haber vuelto su mejor versión.


Minutos después llegaría un buen gol de Cesc, que había entrado por Torres -también debutaron Javi Martínez y Santi Cazorla- celebrando el tanto con furia, la furia de la Roja. Una furia que llevó a España a realizar el mejor juego del campeonato. Una aplastante victoria que permite a la selección depender de sí misma para estar en los cuartos de final: le vale incluso el empate frente a Croacia. Pero nosotros no queremos empatar. Nadie quiere empatar. Esta selección está hecha para ganarlo todo. Y el hambre que tiene la Roja, después de conseguir una Eurocopa y un Mundial en los últimos cuatro años, sigue siendo insaciable.

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