Una Italia que tiene la iniciativa, que no le quema la pelota, sino todo lo contrario, la adora. Frente a Inglaterra vimos como controló el encuentro casi de principio a fin, excepto en ciertos momentos en los que los proos dominaron mediante una fuerte presión y notables ocasiones que le pudo pasar factura a la azzurra. Con un sistema 4-2-1-2, con laterales que atacan constantemente, centrocampistas que tienen llegada y delanteros móviles y técnicos que no se lo piensan un instante para tirar a puerta, esta Italia es la más ofensiva que se recuerda en mucho tiempo (hasta 35 disparos, 20 a puerta). Y todo se lo debe a su técnico, sin lugar a dudas. Ha conseguido convertir todos los problemas en poco más que lejanos recuerdos. Ahora Italia gana -como siempre lo ha hecho- y gusta, gusta mucho.
Pirlo marcó su penalti a lo "panenka" |
Empezaron los segundos cuarenta y cinco minutos con una triple ocasión para Italia, en un disparo de De Rossi y dos rechaces de Balotelli, todo ello despejado por Joe Hart. Una chilena del delantero del City entre dos defensas se marchó por encima del larguero en la enésima ocasión italiana, por lo que Hogdson se apresuró a hacer cambios con la intención de cambiar el panorama del partido. Lo consiguió durante una parte considerable, ya que con la entrada de Andy Carroll desestabilizó a toda la defensa azzurra, incapaz de ganar un solo balón por alto. Hizo tarde los cambios Prandelli pero le salieron bien. Metió a Diamanti y Nocerino (dos jugones) y ambos generaron grandes ocasiones para adelantar a Italia: El jugador del Milan se plantaría solo delante de Hart en un gran pase de Pirlo pero Johnson salvó milagrosamente el gol; y el zurdo del Bologna mandó un centro-chut al palo. Pudo marcar de chilena Rooney en la última jugada del partido, pero esto se iría a la prórroga. Inglaterra seguía viva.
Y logró vivir hasta los penaltis. Incluso pudo llevarse el partido en alguna que otra internada de Walcott, pero Italia jugó mejor y se ganó el mínimo derecho de disputar la tanda. Ahí ganó la azzurra, gracias a un Buffon que paró el penalti decisivo a Ashley Cole y a un Diamanti que marcó el último lanzamiento. La historia se repite, Italia estará en unas semifinales de un campeonato de selecciones por undécima vez, pero con la diferencia de que es una exquisitez ver jugar a este equipo y, sobre todo, ver jugar a Andrea Pirlo. A sus 33 años, está desplegando el mejor fútbol que se recuerda. Un fútbol que puede llevar a Italia a los altares.
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