En Portugal, las ocasiones fueron mínimas, fruto del gran trabajo de Ramos (nombrado MVP del partido), Piqué, Alba, Busquets, Alonso y un soberbio Álvaro Arbeloa, que acalló muchas críticas con un partido casi inmaculado evitando que Cristiano Ronaldo desplegara su mejor juego. Y es que el crack portugués tuvo que moverse por todo el frontal de ataque incapaz de atacar por el costado del lateral del Madrid. Pero no lo tuvo fácil por ningún lado y solo dispuso de ocasiones de gol con tiros de falta lejanos o en algún contraataque. No obstante, no tiró entre los tres palos en todo el encuentro.
Estuvo claro que las defensas superaron a los delanteros, por lo que todo se decidiría en los penaltis. En realidad, todo el partido puede resumirse en esa tanda impresionante donde el sufrimiento, la emoción y los sentimientos de miles de españoles salieron a la luz en cuestión de minutos. Cosas del destino, Xabi alonso, el mejor lanzador de España, falló el primero cubriendo de negro el escenario español. Nos vimos fuera en el primer penalti. Pero Iker Casillas reapareció, una vez más, para acallar todos los fantasmas con una soberbia parada a Moutinho. No fallaron Iniesta y Pepe, tampoco Piqué y Nani. Sergio Ramos mandó el cuarto penalti a la escuadra en un lanzamiento a lo panenka dejando boquiabierta a toda Europa: hace dos meses el central madridista sufrió las burlas de millones de españoles por el penalti que falló ante el Bayern en semifinales de la Champions. Ayer fue el ídolo de todo un país.
Después fallaría Bruno Alves y le tocaba el turno a Cesc Fábregas, el mismo jugador que tiro el penalti decisivo hace cuatro años frente a Italia y nos dio uno de los momentos más felices de nuestra vida. Ayer, en el mismo momento pero distinto lugar, el mismo Fábregas lanzó al palo para que entrara suavemente al fondo de la portería y nos diera otra alegría histórica: estaremos en otra final el próximo domingo en el Olímpico de Kiev. De ganar estaríamos hablando de la mejor generación de la historia del fútbol. Algo que, hace cuatro años, parecía impensable. Vamos España, a por todas.
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