domingo, 10 de junio de 2012

Día 3: Italia sigue siendo Italia

Desde 1920 lleva España sin ganarle un partido oficial a Italia. Desde 1920. Entonces no existían las Eurocopas, los Mundiales, la Champions o muchas de las ligas nacionales de hoy día. 92 años después, Italia venía de una absoluta decepción en el último Mundial, de una renovación absoluta dirigida por Prandelli, de un escándalo por apuestas ilegales en el país, de una dolorosa derrota ante Rusia en el único partido de preparación (0-3) y de una lesión de Barzagli por el que se ha tenido que trastocar todo un esquema que llevaba funcionando desde la fase de clasificación. Enfrente, la campeona de Europa y del mundo y la selección que mejor juega al fútbol en estos momentos. Todo se inclinaba a favor de la Roja, pero, como esto es fútbol, Italia decidió jugar uno de los mejores partidos de la azzurra en los últimos años para rascar un empate que pudo ser una victoria de no ser por algunas meritorias actuaciones de Iker Casillas. Italia ha vuelto, y esta vez más fuerte que nunca.

Más fuerte porque decidió mantener esa seguridad defensiva que le caracteriza (Prandelli dispuso un 5-3-2 con tres centrales y dos carrileros) pero con una fuerte presión arriba y una rápida y combinativa circulación del balón. Por momentos, Italia llegó a tener más posesión que España, en una primera parte donde el conjunto de Del Bosque apenas llegó a puerta (Silva remató hasta tres veces en los primeros minutos, pero ahí acabaron las ocasiones) e Italia, aunque llegó más o menos lo mismo, dispuso de ocasiones muy claras: una falta de Pirlo que despejó Iker, un remate de Cassano que se fue por poco y un cabezazo de Motta que salvó Casillas con una mano prodigiosa al filo del descanso. Muchos pensamos que urgía un cambio en ataque, ya que Del Bosque decidió salir con falso "9" y sentar a Negredo, Torres y Llorente. Iniesta estuvo absolutamente fastuoso, pero nadie le acompañó. Hasta la segunda mitad.



Porque España salió muy enchufada en la segunda parte y dispuso de varias ocasiones para hacer gol, todas desbaratadas por Buffon. Cuando bajó el ritmo de la Roja, Italia lo aprovechó en una de las pocas ocasiones que tuvo Pirlo de unirse al ataque y mandar un balón entre líneas para un recién ingresado, Di Natale, que marcaba lo que habían fallado antes Balotelli y el propio Cassano. Fue entonces cuando Del Bosque decidió mover banquillo. Sin embargo, antes de que cualquiera pudiera reaccionar, Silva se inventó un pase de mago entre toda la defensa azurra y dejó solo a Cesc Fábregas, cuestionado en los últimos meses por su bajón de nivel, para igualar el marcador y rebajar la euforia italiana. Justo después entraba Navas por Silva, y al poco tiempo, Torres por el propio Cesc. Mejoró mucho España, que entró más incisiva por la derecha gracias al sevillano y se generaron más ocasiones gracias al delantero del Chelsea, que con desmarques rápidos e inteligentes se plantó solo delante de Buffon en dos ocasiones. Ambas ocasiones fueron erradas.

El gran juego que comenzó a desplegar la selección en los últimos veinte minutos tenía derechos de autor: Andrés Iniesta. Él se encargó de desquebrajar una y otra vez el entramado italiano para servir las mejores jugadas del partido. Xavi, en una gran segunda parte, se encargó de secundar a su compañero y participar en el vendaval que, al final, no terminó por ver puerta. Italia aguantó el tirón y logró frenar a la mejor y peor versión de la selección española. Quedó demostrado que Italia siempre es Italia, y que en el próximo partido es importante jugar con un "9", atacar más por las bandas (hoy Jordi Alba no atacó demasiado) y nunca renunciar a nuestro juego. Y, sobre todo, confiar en esta selección. Nunca nos ha dado un motivo para no creer en ella.

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