El fútbol. Ese deporte en el que puede pasar de todo y pasará siempre. Da igual lo que esperes, lo que pronostiques, lo que creas o dejes de creer. Porque nadie te garantiza absolutamente nada.
El Grupo A, probablemente el grupo más flojo e igualado del torneo, tenía dos claros favoritos: uno era Polonia, el anfitrión, que contaba por primera vez en mucho tiempo con jugadores de primer nivel dispuestos a pasar una ronda que nunca consiguieron alcanzar. El otro, Rusia, se trataba del mejor conjunto del grupo, el que tenía todas las papeletas para acabar primero y luchar, incluso, por el título. Ambos llegaban con muchas opciones de clasificación a la última jornada pero, cosas del destino, ninguno de ellos lo conseguiría.
Porque enfrente tuvieron a dos selecciones correosas, que nunca fueron mejores y aun así hicieron lo que tenían que hacer: ganar. No hay nada que garantice más una clasificación que ganar. Y la Eurocopa ha avisado, por fin, que la especulación se paga muy cara.
Que se lo digan a Rusia. Llegaba al partido frente a Grecia con 4 puntos, líder del grupo y con una gran autoridad tras golear a República Checa y apunto de llevarse por delante a Polonia. Grecia, mermada por las bajas y con grandes limitaciones, necesitaba un milagro para estar en cuartos. Nadie daba un duro por ellos, y mucho menos en una primera parte donde Rusia creó muchas ocasiones que nunca acabaron en gol. Y como el fútbol consiste en marcar, Grecia se llevó el gato al agua en un error de Zhirkov que dejó de cabeza un balón muerto al eterno Karagounis, encargado de acribillar a Malafeev con el tanto que no pudo firmar desde el punto de penalti ante Polonia. Grecia, una de las selecciones más modestas del torneo, luchará por un puesto en semifinales. Quién iba a decirlo... pero claro, quién imaginaba también hace ocho años que los griegos alcanzarían el título. Hoy esto se ve menos probable pero después de lo de ayer nada es imposible.
El caso es que, con ese 1-0, Rusia todavía no estaba eliminada. El empate entre Polonia y República Checa en el otro partido del grupo clasificaba a los de Advocaat, de ahí que continuaran relajados, sin buscar un gol que necesitaban para pasar. Porque al otro lado, aunque Polonia fue mejor, Jiracek daba la victoria a los checos con un golazo tras recortar a Wasileski dentro del área. Con ese tanto, los anfitriones se quedaban fuera y arrastraban con ellos a los rusos, esos que habían goleado por 4-1 a una Chequia que pasaría como primera de grupo. Impensable.
domingo, 17 de junio de 2012
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